Quizás hoy encontré la calma que había perdido a pesar de que en mi habite ya para siempre, la tristeza de las mentiras sobre mi vertidas y la desilusión desgarradora del desamor.
El dolor vivido me ha enseñado tanto que no sabría a quién agradecer, si a aquella versión de èl que empuño su puñal de silencio y olvido clavandomelo en lo profundo del pecho o a aquella otra versión de él mismo, despiadada y fría que supo jugar con mis sentimientos torturándolos hasta convertirlos en cenizas que el viento esparció a mi alrededor.
El tiempo...
El tiempo que pasa impasible a mi lado sin mirar, sabe bien que hoy, vuelvo a ser yo.
Quizás la calma que alguien, cobarde y cruel, rompió por mí al permitirle creer que podía doblegarme a su gusto; moldearme, mezquino, a su antojo.
Quizás la calma, la misma calma que hoy me hace sonreír... No perdí, no.
No perdí por más que ese mismo alguien cruel y vil lo intentara una y otra vez sin llegar a comprender que cada uno de sus absurdos silencios solo me dió la fortaleza necesaria para con el mismo silencio suyo decirle adiós.
Hoy que mi alma habita un mar en calma y en mi corazón la paz descansa en la alegría de saberse amado, hoy lanzo al viento las cenizas de los últimos recuerdos, las esperanzas rotas, los sueños perdidos que no volverán y puedo gritar al infinito que nunca tendrá mi perdón.
Quizás la calma y el tiempo logren sanar las heridas mientra èl vivirá una y otra vez su error.
Carmen
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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