Así habrás un día de presentarte,
impotente,
ante aquel que te dio la vida.
Desnudo de cuerpo y alma,
desnudo de mentiras y farsas.
Recordarás entonces
al hacer recuento de tu vida,
las veces que dijiste amarme
más que a ti mismo
y tus ojos se llenarán de lágrimas
al no recordar ya mi nombre,
ni mi rostro, ni el tacto de mi piel.
Brotarán las lágrimas de tus ojos
pregonando la infinita impotencia
de saber que te ame tanto
y no me supiste corresponder,
no entenderás por qué
decidiste huir de mi,
que fui la única cosa buena
que nada te pidió en la vida,
me pagaste con mentiras
abandonándome a mi suerte y
aún así, nunca te deje de querer.
Y caerás de rodillas ante Dios
mientras lloras de impotencia
implorando una y otra vez
el perdón que no supiste,
en vida,
lograr de mi.
Carmen
Copyright©
"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
No hay comentarios:
Publicar un comentario