miércoles, 29 de junio de 2022

Y FUE ASÍ...


"Alma que como el viento vaga inquieta
y ruge cuando está sobre los mares
y duerme dulcemente en una grieta."

Alfonsina Storni  

Y fue así, como huracán
previo a la tormenta
que viví mi juventud.
Con la prisa indiferente
de los pocos años y 
la pasión sin freno
de quienes se ponen 
el mundo por montera
y sonríen a la vida
como si el mañana 
no existiera.
Luego, la vida misma
frenó de golpe mis pasos,
hirió de muerte mi alma
y corrí a esconderme
tras el refugio 
de mis ojos cerrados.
Hoy, aquella vida que fuí,
ímpetu y torbellino,
vive sosegadamente
sin sueños ni esperanza,
dejando pasar los días
con sus largas noches,
sin pena ni gloria.
Dormir, despertar,
comer, andar,
charlar, trabajar...
Seguir adelante,
vegetar...
No se cuestiona nada,
simplemente duerme,
duerme el falso sueño
de aquellos que aun muertos,
siguen caminando.


Carmen

(29 de junio del 2022)


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"Omnia mea mecum porto"

Soy todo lo que tengo 




martes, 28 de junio de 2022

TE TOCÓ PERDER...


Ahora que perdiste
el momento de encontrarme,
de sentirme entre tus brazos,
de saberme tuya,
tuya como nadie.

Ahora regresas pidiendo perdón
cuando todo quedó perdonado,
olvidado ya,
arrastrado por el polvo 
del olvido y el tiempo imparable.

Ahora te tocó perder,
tú que te creiste invulnerable.
Y el llanto en soledad
será desde ahora,
tu mejor compañero de viaje.

Te tocó perder
este amor que nació de mí y para ti
y que desde siempre rechazaste.
Lo imposible se hizo posible
y ahora que dices amarme no tienes a nadie.

Te tocó perder...



Carmen

(28 de junio del 2022)



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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo







"TE HAS PERDIDO QUIÉN SOY"

Vanesa Martín



 

POLVO DE MARIPOSAS - - Vanesa Martín


A veces me encuentro contigo

Cuando no te espero

Tras la sorpresa me toca pensarte

Érase una vez este maldito cuento

Aún sigo creyendo en el polvo de las mariposas

No quiero unas alas que vengan ya rotas

El mar siempre supo guardarme el secreto

Él me pide su trozo de arena y después lo pervierte

Vaciando montañas para cuando llegue

Aquella que le hace bajar la marea

Te sentí tan dentro que a veces

Presiento que estás a mi lado

Me gusta contarte lo que me ha pasado

Hasta que descubro que he hablado sola

Llegó para irse como quien viaja a la cola del viento

Me hizo llorar al besarme muy lento

No habrá una ciudad donde no me emocione

No pude dejarte la puerta entreabierta esa tarde

Hacerte pasar para nunca agarrarte

Ya sabes que a ratos resulto una idiota

Yo no pude meterte en la caja de historias pendientes

Hablarte bonito mientras te me duermes

Quedarme tu tiempo a cambio de nada

Te sentí tan dentro que a veces

Presiento que estás a mi lado

Me gusta contarte lo que me ha pasado

Hasta que descubro que he hablado sola

Llegó para irse como quien viaja a la cola del viento

Me hizo llorar al besarme muy lento

No habrá una ciudad donde no me emocione

Te sentí tan dentro que a veces

Presiento que estás a mi lado

Me gusta contarte lo que me ha pasado

Hasta que descubro que he hablado sola

Llegó para irse como quien viaja a la cola del viento

Me hizo llorar al besarme muy lento

No habrá una ciudad donde no me emocione

Ay

Te sentí tan dentro

A veces me encuentro contigo cuando no te espero

Tras la sorpresa me toca pensarte

Érase una vez este maldito cuento...




Vanesa Martín



lunes, 27 de junio de 2022

CUÉNTAME

 


Cuéntame los sueños
que pueblan tus noches,
quizás logre llenar así,
entre suspiros,
este insomnio que 
me atormenta día tras día.

Cuéntame cómo haces
para olvidarte del olvido,
para enterrar las culpas
y vivir como si nada
de lo pasado,
hubiese sucedido.
 
Cuéntame por qué persigues
aquello que un día diste por perdido.
Entre el abandono y la pena,
miles de silencios compartidos.
Cuéntame, en que estrella
se nos quedó el amor dormido.

Cuéntame...


Carmen

(27 de junio del 2022)



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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo





martes, 21 de junio de 2022

TIEMPO A DESTIEMPO


El tiempo se desgrana
al ritmo cansado de mis pasos.
Corre, célere, inmutable,
impasible al sentido
mudo de mis labios.
El tiempo a destiempo
de no ser nada más que
la nada invisible
que me ahoga desde
mi propio llanto.
Tiempo abismal 
donde me aboco,
pierdo pie y caigo.
Tiempo en el que  tú no estás
y nada duele más que el abandono
de tu boca en mis pechos y mis hombros.
Tiempo perdido en soñar
sueños vanos.
Tiempo a destiempo,
nunca tuve la suerte de mi lado.
El tiempo borro mi sonrisa
y con ella la ilusión
de esperarte cada noche en vano.


Carmen

(21 de junio del 2022)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo



martes, 7 de junio de 2022

CROW HILL (Relato para el concurso de relatos XXXIII Ed. Cuentos Macabros de Edgar Allan Poe)


Hacía apenas un mes que había llegado a Baltimore después de que me diagnosticaron aquella enfermedad que, según los médicos, no tenía por qué ser mortal si me cuidaba. 

La antigua casa de muros blancos y tejas negras que había heredado años atrás de un tío lejano y la cual jamás había visitado, me pareció entonces la mejor opción para iniciar mi forzado retiro en busca de la tan necesaria calma para mi cuerpo y mis nervios. 

Crow Hill, la Colina del Cuervo, ese era el nombre de mi preciosa propiedad. Situada en lo alto de un cerro, dominando todo a su alrededor y mirando de frente al mar, cuyo suave oleaje en los raros días de calma, arrullaban mis sentidos mientras sentado en el porche me deleitaba leyendo. 

Crow Hill… suponía que el color negro de las tejas que cubrían el tejado de mi nuevo hogar haría honor al negro plumaje de los cuervos cuando la lluvia cayera del cielo y me gustaba imaginar que eso mismo había sido lo que motivó a mi tío a ponerle dicho nombre a la propiedad, puesto que en los días que llevaba habitando allí, no había observado ningún cuervo por la zona. 

En la parte trasera de la casa, pude comprobar y debo añadir que, con agradable sorpresa, había un extenso terreno cubierto por un bosque espeso y frondoso que invitaba a pasear y dejarse llevar por la fantasía que he de reconocer, desbordaba mi mente. 

Así pues, mis días parecían encaminados a hallar la paz que los médicos me pedían entre el canto suave y adormecedor del cercano océano y la frondosa y refrescante sombra de aquellos viejos árboles. Y fue precisamente mientras paseaba a la ventura por un sinuoso camino que encontré como entrada a dicho bosquecillo, donde comenzó esta aventura. El camino transcurría entre los árboles y era agradable, pese a los altos y bajos que presentaba, el caminar bajo la sombra y el aroma de las flores que se abrían por doquier entre la hierba que tapizaba el suelo. Llevaría una media hora más o menos caminando cuando el camino quedó interrumpido por la reja de hierro de un viejo portón. 

Salpicadas aquí y allá pude ver la silueta de varias sepulturas a las que el paso del tiempo había castigado, como si fueran cicatrices de guerra, con la pátina entre gris y verde del musgo y la herrumbre de sus torcidas cruces de hierro. Probé a abrir aquel viejo portón y contrariamente a la lógica, este se abrió sin demasiada dificultad. 

Los primeros cuervos aparecieron desde solo Dios sabía dónde y fueron posándose a mi paso sobre las vetustas tumbas, como si trataran de hacerme un pasillo o trataran de marcarme el camino a algún lugar. Sus graznidos interrumpieron la quietud de la tarde y en cierto sentido, aturdieron mis pensamientos hasta no poder pensar en nada más. El sendero parecía estrecharse y perderse entre los árboles hasta que por fin se abrió a una pequeña explanada donde las sepulturas parecían mucho más cuidadas, aunque de igual antigüedad que las que había dejado atrás. 

Por un momento un rayo de sol vespertino hirió mis ojos y me obligó a cerrarlos, cuando volví a abrirlos, encontré a una hermosa joven sentada sobre una de las tumbas más próximas. Su cabello dorado refulgía al sol y tenía la mirada perdida en el lejano horizonte apenas vislumbrado entre la maleza circundante. Intrigado, contuve mis impulsos de correr hacia ella para poder observarla mejor. No alcanzaba a comprender cómo no la había visto antes y me negaba a mí mismo la evidencia de que había aparecido, como aquellos cuervos que desde que entre en el viejo cementerio me acompañaban, de repente, como una aparición creada por el silencio y la soledad que rodeaba a aquel lugar. 

Parecía bastante joven y tenía un perfil hermoso. Delicada, con una piel blanca que se le antojaba a uno suave y deseable. Un enorme gato negro dormitaba en su regazo mientras ella, con su nívea mano, lo acariciaba. 

Extasiado, atiné al fin a saludar a la joven que no pareció asustarse con mi presencia ni alteró su gesto. Siguió con la mirada fija en algún sitio que yo no adivinaba y con una voz hipnótica, digna de un ángel, me devolvió el saludo. Alborozado y nervioso intenté entablar una conversación con ella sin resultado. El silencio sellaba sus hermosos labios, al menos hasta que le pregunté su nombre. 

Por un instante, el tiempo pareció quedar suspendido. Los cuervos acallaron sus graznidos y tan solo pude sentir el viento, cálido y húmedo, ahogando mi aliento. De repente, la joven volvió su rostro hacia mí y mientras mi mente resbalaba por la pendiente oscura de la locura, pude ver la parte oculta hasta entonces de su rostro, o sería más acertado decir que pude comprobar la falta de su rostro en esa mitad que hasta entonces no había visto. Allí, donde no solo faltaba la carne, sino que también parecía faltar el hueso, se abría un enorme agujero de indescriptible negrura y el aire me trajo un nombre de mujer que no olvidaré jamás… Eleanora. 

No sé cuánto tiempo pasó hasta que me encontraron ni cuánto hasta que desperté en este cuarto de hospital… No lo sé, únicamente sé que mi deseo es volverla a ver, volverla a ver y no dejarla escapar.


(892 palabras)



NOTA: Este relato es mi primera contribución a los concursos de "El Tintero de Oro". En el aparecen, como tributo a Edgar Allan Poe, la ciudad de Baltimore, donde Poe pasó parte de su vida. Los cuervos, como recordatorio de su relato "El Cuervo". El nombre de Eleanora, protagonista del otro de sus relatos del mismo nombre... Ah! y un gato negro en memoria de otro de sus grandes relatos.

También el tema de la muerte, los viejos cementerios perdidos, los fantasmas y la locura, que espero que hayan contribuido a darle a mi relato esa orla de misterio.


Carmen

(7 de junio del 2022)







 

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