domingo, 30 de septiembre de 2018

AMOR (Julia de Burgos)


AMOR
(Julia de Burgos)

Amor... 
única llama que me queda de Dios 
en el sendero cierto de lo incierto. 

Aquí, 
desesperada, 
me contemplo la vida en un hueco del tiempo. 

Entrecortando pasa el sendero de luz 
que esperancé de sueño. 

¡Oh mañanas azules que se quedaron muertas, 
volando en el espacio! 

¡Oh anudada caricia que amaneces dispersa, 
cuando despierta el cuerpo! 

¡Oh querer desterrarme de mis pasos turbados...! 
¡Multiplican en ecos! 

Aquí, junto al continuo gravitar de la nada, 
¡cómo asaltan mi espíritu los silencios más yermos! 

Mi esperanza es un viaje flotando entre sí misma... 
Es una sombra vaga sin ancla y sin regreso. 

Mis espigas no quieren germinar al futuro. 
¡Oh el peso del ambiente! 
¡Oh el peso del destierro! 

¡Amor...! 
Hasta la leve ronda de tu voz perturbada, 
me partió la ola blanca que quedaba en mi pecho.



Julia de Burgos*



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* Julia Constancia Burgos García, nació en Carolina, Puerto Rico, en 1914.

Se inició en la poesía desde muy temprana edad mientras ejercía como maestra y luego como periodista. 

En sus primeras publicaciones reflejó la influencia de otros poetas como Alfonsina Storni, Clara Lair y Luis Lloréns. 

A esta etapa pertenece su obra «Veinte surcos».

Posteriormente volcó toda su sensibilidad artística en un canto sensual al amor y a la naturaleza, mostrando ciertos rasgos semejantes a Vicente Huidobro y Rafael Alberti. De esta etapa se destacan «Canción de la verdad sencilla» y «El mar y tú».

Es considerada como una de las grandes poetas de su patria.
Vivió sus últimos años auto-desterrada en Cuba y Nueva York, donde falleció en 1953.




CARTA AL VACÍO (Ernestina de Champourcín)


CARTA AL VACÍO
(Ernestina de Champourcín)


Es escribir a alguien

o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.

Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.



Ernestina de Champourcín*



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* Ernestina de Champourcín Morán de Loredo nació en Vitoria el 10 de julio 1905 en el seno de de una familia católica y tradicionalista, de remoto origen francés y uruguayo. 

Desde niña recibió una educación muy esmerada con institutrices, francesas e inglesas. Hablaba y escribía con suma perfección el francés, el inglés y el castellano. Su familia se trasladó cuando ella era muy joven a Madrid, en cuyo Colegio del Sagrado Corazón estudió desde los diez años. Preparada por profesores particulares, se examinó como alumna libre de bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros. Aunque quería estudiar en la Universidad, no pudo hacerlo por la oposición del padre. 

Dedicó su vida a la poesía, publicó en 1926 En silencio y posteriormente Ahora, La voz en el viento y Cántico inútil (1936). En estos libros evoluciona desde un Modernismo inicial a la sombra de Juan Ramón Jiménez a una poesía más personal donde domina el tema del amor envuelto en una rica sensualidad. Gerardo Diego la seleccionó para su Antología de 1934. Compartió con los intelectuales de la República actividades como el Liceo Femenino, del que fue secretaria y donde conoció en 1930 a Juan José Domenchina, secretario personal de Manuel Azaña, con el que se casó en 1936. Allí conoció también a Juan Ramón Jiménez y su mujer Zenobia Camprubí, a Concha Méndez, María de Maeztu, María Baeza, Pilar Zubiaurre, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Juan de la Encina y Rafael Alberti.
Durante la Guerra Civil, Juan Ramón Jiménez y Zenobia, preocupados por los niños huérfanos o abandonados, fundaron una especie de comité denominado "Protección de Menores". Ernestina se sumó a este trabajo. Marchó con su marido al exilio en Toulouse, París y México, donde sobrevivió trabajando junto a él como traductores del Fondo de Cultura Económica. México fue una de sus etapas más fecundas y felices, allí colaboró en la revista Rueca y publicó Presencia a oscuras (1952), Cárcel de los sentidos (1960) y El nombre que me diste (1960). Su marido murió en 1959. En los últimos años se acercó a la religiosidad de su infancia y se aproximó al Opus Dei. En 1972 regresó a España y se instaló en Madrid donde murió el 27 de marzo 1999.

Ernestina de Champourcín representa una de las cimas poéticas de la denominada poesía pura; sin lugar a duda, la más importante entre el grupo femenino de la generación del 27.




jueves, 27 de septiembre de 2018

NO TE RINDAS (Mana)




NO TE RINDAS
(Mana)


No hay palabras para expresar hoy mis sentimientos.

Tan sólo puedo decir...

... ¡Gracias!



Carmen

lunes, 24 de septiembre de 2018

DEL OLVIDO... A TU AUSENCIA


DEL OLVIDO... A TU AUSENCIA

Gotas de lluvia en tus ojos
y un rayo de luna entretenido
entre los hilos de noche
que forman el manto de tu pelo.
Dulces sueños forjados
en recuerdos dormidos de ayer.
Estrellas fugaces recorriendo tu piel.
Y te miro lejano y ausente,
como dormido al amparo de un adiós.
Otra luna, otras estrellas,
lágrimas que el tiempo ya borro.
Lejano y ausente amor cautivo,
cautivo en los recuerdos
que el viento implacable se llevo,
añoranzas de sueños forjados
que se ahogaron en el agua del olvido,
olvido no recordado pero siempre vivo,
olvido por siempre en el corazón sentido,
olvido que trajo tu ausencia,
ausencia que en olvido quedo.


Carmen

(24 de septiembre del 2018)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo


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