CARTA AL VACÍO
(Ernestina de Champourcín)
Es escribir a alguien
o lanzarse al silencio,
a nadar en lo oscuro,
a encender una llama
aunque ahoguen las dudas.
¿Carta a lo que no existe?
Hay buzones alados
que se disparan solos
y un correo sin pistas
ni trayecto seguro.
Eludir el camino
que todos conocemos.
Seguir hacia adelante
ruta de los que intentan
lo que nunca pensaron
y se sienten felices
porque hay algo distinto,
porque se desvanece
de pronto lo que sobra
y no existe el vacío
si queremos colmarlo.
Ernestina de Champourcín*
* Ernestina de Champourcín Morán de Loredo nació en Vitoria
el 10 de julio 1905 en el seno de de una familia católica y tradicionalista, de
remoto origen francés y uruguayo.
Desde niña recibió una educación muy esmerada
con institutrices, francesas e inglesas. Hablaba y escribía con suma
perfección el francés, el inglés y el castellano. Su familia se trasladó cuando
ella era muy joven a Madrid, en cuyo Colegio del Sagrado Corazón estudió desde
los diez años. Preparada por profesores particulares, se examinó como alumna
libre de bachillerato en el Instituto Cardenal Cisneros. Aunque quería estudiar
en la Universidad, no pudo hacerlo por la oposición del padre.
Dedicó su vida a
la poesía, publicó en 1926 En silencio y posteriormente Ahora, La voz en el
viento y Cántico inútil (1936). En estos libros evoluciona desde un Modernismo
inicial a la sombra de Juan Ramón Jiménez a una poesía más personal donde
domina el tema del amor envuelto en una rica sensualidad. Gerardo Diego la
seleccionó para su Antología de 1934. Compartió con los intelectuales de la
República actividades como el Liceo Femenino, del que fue secretaria y donde
conoció en 1930 a Juan José Domenchina, secretario personal de Manuel Azaña,
con el que se casó en 1936. Allí conoció también a Juan Ramón Jiménez y su
mujer Zenobia Camprubí, a Concha Méndez, María de Maeztu, María Baeza, Pilar
Zubiaurre, Manuel Altolaguirre, Emilio Prados, Juan de la Encina y Rafael
Alberti.
Durante la Guerra Civil, Juan Ramón Jiménez y Zenobia, preocupados por los
niños huérfanos o abandonados, fundaron una especie de comité denominado "Protección
de Menores". Ernestina se sumó a este trabajo. Marchó con su marido al
exilio en Toulouse, París y México, donde sobrevivió trabajando junto a él como
traductores del Fondo de Cultura Económica. México fue una de sus etapas más
fecundas y felices, allí colaboró en la revista Rueca y publicó Presencia a
oscuras (1952), Cárcel de los sentidos (1960) y El nombre que me diste (1960).
Su marido murió en 1959. En los últimos años se acercó a la religiosidad de su
infancia y se aproximó al Opus Dei. En 1972 regresó a España y se instaló en
Madrid donde murió el 27 de marzo 1999.
Ernestina de Champourcín representa una de las cimas poéticas de la denominada poesía pura; sin lugar a duda, la más importante entre el grupo femenino de la generación del 27.
Ernestina de Champourcín representa una de las cimas poéticas de la denominada poesía pura; sin lugar a duda, la más importante entre el grupo femenino de la generación del 27.
No hay comentarios:
Publicar un comentario