lunes, 30 de noviembre de 2020

ABANDONO POR AMOR


Y después de tantas soledades, tantos abandonos, tantas lágrimas que le regaló y que invariablemente él justificaba y atribuía a  su gran amor por ella, ella decidió que ya era hora de demostrarle lo inmenso que  era su amor por él y sin más, le dijo adiós.

Carmen

(30 de noviembre del 2020)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo


viernes, 20 de noviembre de 2020

A LA PRIMERA PERSONA - Alejandro Sanz


A la primera persona que me ayude a comprender
Pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle mi fe
Yo no pido que las cosas me salgan siempre bien
Pero es que ya estoy harto de perderte sin querer, querer
A la primera persona que me ayude a salir
De este infierno en el que yo mismo decidí vivir
Le regalo cualquier tarde pa' los dos
Lo que digo es que ahora mismo
Ya no tengo ni siquiera donde estar
El oro pa' quien lo quiera pero si hablamos de ayer
Es tanto lo que he bebido y sigo teniendo sed
Al menos tú lo sabías, al menos no te decía
Que las cosas no eran como parecían
Pero es que a la primera persona
Que me ayude a sentir otra vez
Pienso entregarle mi vida, pienso entregarle mi fe
Aunque si no eres la persona que soñaba para
Qué voy a hacer nada
¿Qué voy a hacer de los sueños?
¿Qué voy a hacer con aquellos besos?
¿Qué puedo hacer con todo aquello que soñamos?
Dime, ¿dónde lo metemos?
¿Dónde guardo la mirada que me diste alguna vez?
¿Dónde guardo las promesas?¿donde guardo el ayer?
¿Dónde guardo niña tu manera de tocarme donde guardo mi fe?
Aunque lo diga la gente yo no lo quiero escuchar
No hay más miedo que el que se siente cuando ya no sientes na'
Niña tú lo ves tan fácil, ay amor
Pero es que cuanto más sencillo tú lo ves, más difícil se me hace
A la primera persona que me ayude a caminar
Pienso entregarle mi tiempo, pienso entregarle hasta el mar
Yo no digo que sea fácil, pero niña
Ahora mismo ya no tengo ni siquiera donde estar
A la primera persona que no me quiera juzgar
Pienso entregarle caricias que yo tenía guardadas
Yo no pido que las cosas me salgan siempre bien
Pero es que ya estoy harto de perderte
Y a la primera persona que me lleve a la verdad
Pienso entregarle mi tiempo no quiero esperar más
Yo no te entiendo cuando me hablas, que mala suerte
Y tú dices que la vida tiene cosas así de fuertes
Yo te puedo contar como es una llama por dentro
Yo puedo decirte cuánto es que pesa su fuego
Y es que amar en soledad es como un pozo sin fondo
Donde no existe ni dios, donde no existen verdades
Es todo tan relativo como que estamos aquí
No sabemos pero amor, dame sangre pa' vivir
Al menos tú lo sabías, al menos no te decía
Que las cosas no eran como parecían
Y es que a la primera persona que no me quiera juzgar
Pienso entregarle caricias que yo tenía guardadas
Niña tú lo ves tan fácil, ay amor
Pero es que cuanto más sencillo
Tú lo ves, más difícil se me hace
A la primera persona que no me quiera juzgar
Pienso entregarle caricias que yo tenía guardadas
Yo no digo que sea fácil, pero niña
Ahora mismo ya no tengo ni siquiera donde estar
Ni siquiera donde estar

Alejandro Sanz

::::::::::::::

De esta canción de Alejandro, me quedo con esta frase:

"No hay más miedo que el que se siente cuando ya no sientes na'."

¡Grande! Muy grande  interpretando sentimientos este cantautor y además, paisano. ¿Qué más se puede pedir?

EN LA OSCURIDAD - Presuntos Implicados


En la oscuridad, en la que me deje vencer, 
vuelvo a recordar, presa del atardecer. 
Encerrado en mi memoria 
quedan gotas del silencio que nos vio ceder. 

En la oscuridad, descubriendo los engaños, 
déjame llorar, conseguiste hacerme daño. 
Tanta luz que prometías, 
se quebró como los días al anochecer. 
Estaba tan perdida. 

Déjame continuar, 
con mi vida yo no puedo jugar. 
No volveré a caer jamás. 
Déjame conservar la belleza de esta oscuridad, 
donde no volveré a caer jamás. 

En la oscuridad anulaste mis sentidos, 
triste soledad, recompensa de tu olvido. 
Tanta luz que prometías, 
se quebró como los días que he visto caer.

Déjame continuar, 
con mi vida yo no puedo jugar. 
No volveré a caer jamás. 
Déjame conservar la belleza de esta oscuridad, 
donde no volveré a caer jamás 

Golpeando los instintos, 
voy abriéndome camino hacia la realidad, 
y siento que estoy viva! 

Déjame continuar, 
con mi vida yo no puedo jugar. 
No volveré a caer jamás. 
Déjame conservar la belleza de esta oscuridad, 
donde no volveré a caer jamás 


viernes, 13 de noviembre de 2020

SI ME VOY ANTES QUE TÚ...

 

Imagen de Mario Aranda en Pixabay

Si me voy antes que tú, no llores por mi ausencia; alégrate por todo lo que hemos amado juntos.

No me busques entre los muertos, en donde nunca estuvimos; encuéntrame en todas aquellas cosas que no habrían existido si tú y yo no nos hubiésemos conocido.

Yo estaré a tu lado, sin duda alguna, en todo lo que hayamos creado juntos y en todos aquellos que pasaron a nuestro lado y que, irremediablemente, recibieron algo de nosotros, y llevan incorporado -sin ellos ni nosotros notarlo- algo de tí y algo de mí.

También nuestros fracasos, nuestra indolencia y nuestros pecados serán testigos permanentes de que estuvimos vivos y no fuimos ángeles, sino humanos.

No te ates a los recuerdos ni a los objetos, porque dondequiera que mires que hayamos estado, con quienquiera que hables que nos conociese, allá habrá algo mío. Aquello sería distinto, pero indudablemente distinto, si no hubiésemos aceptado vivir juntos nuestro amor durante tantos años; el mundo estará ya siempre salpicado de nosotros.

No llores mi ausencia, porque sólo te faltará mi palabra nueva y mi calor de ese momento. Llora, si quieres, porque el cuerpo se llena de lágrimas ante todo aquello que es más grande que él, que no es capaz de comprender, pero que entiende como algo grandioso, porque cuando la lengua no es capaz de expresar una emoción, ya sólo pueden hablar los ojos.

Y vive. Vive creando cada día, y más que antes. Porque yo no sé cómo, pero estoy seguro de que, desde mi otra presencia, yo también estaré creando junto a tí, y será precisamente en ese acto de traer algo que no estaba, donde nos habremos encontrado. Sin entenderlo muy bien, pero así, como los granos de trigo que no entienden que su compañero muerto en el campo ha dado vida a muchos nuevos compañeros.

Así, con esa esperanza, deberás continuar dejando tu huella, para que, cuando tu muerte nos vuelva a dar la misma voz, cuando nuestro próximo abrazo nos incorpore ya sin ruptura a la Única Creación, muchos puedan decir de nosotros: si no nos hubiesen amado, el mundo estaría más triste...



José de Lucas Ruiz*


:::::::::::::::::::::::::::::::::::::

Mi querido tío,

Sé que de haber podido despedirnos, si este maldito virus nos hubiese permitido estar a tu lado, esas hubieran sido las palabras que hubieras elegido para decirnos adiós.

Tuviste una vida larga. Noventa y cinco años llenos de experiencias, de muchísimo trabajo, fatigas, dolores, penas, perdidas, pero también de mucho amor. Siempre, desde que tengo uso de razón, estuviste ahí para todos nosotros, tus hermanos y sobrinos, sin desfallecer nunca y aunque a veces nos resultaras un poco gruñón, hasta en los regaños ponías tu mejor intención.

Te voy a extrañar y aunque sé que ahora estás en un lugar mejor, en aquel lugar al que querías desde hacía ya unos años partir en realidad, siempre me quedará el vacío de no haberte podido abrazar al llegar el final.

Descansa en paz, tío.

Descansa en paz y desde donde estés, ruega por los que aquí dejas para que cuando nos llegue el momento de partir, podamos encontrar el camino de regreso al Hogar al igual que estoy segura que has hecho tú.

Carmen

(13 de noviembre del 2020)

_________________________________-

*Sobre el autor del poema, él mismo nos cuenta en la revista digital Humanizar:


Nací en Segovia en el 44 del siglo pasado. Por cálculo de probabilidades podría haber nacido en cualquier otro lugar del Mundo.

Pero amo a esta ciudad como si hubiese participado en la construcción del Acueducto, en el diseño de sus iglesias, vitoreado en la Coronación de Isabel, o trasteado en la revuelta de las Comunidades. Me emocionan sus atardeceres como si hubiesen sido idea mía.

Por estudios soy Ingeniero Industrial. Pero por dedicación soy esposo, padre y abuelo.

Leo (subrayando) y escribo (corrigiendo muchas veces). Me interesa mucho la Astronomía (para saber dónde estamos), y mucho más El Quijote (para saber cómo somos).

En mis escritos encontraréis (supongo) poca doctrina, pocos dogmatismos, y bastante sentimiento y miradas a la calle.

Tengo una misión que intento cumplir: «Que mis próximos (y yo) estén (estemos) hoy más contentos de lo que estuvimos ayer (y así sucesivamente)».

Cuando termine este intervalo de la Vida en que participo, quiero este epitafio en mi tumba virtual: «Creo haber aprovechado el rato».



***Gracias Carmina, por haberme avisado sobre la autoría de este precioso texto


miércoles, 11 de noviembre de 2020

Y FUE ENTONCES...



No buscaba nada en especial.
Quizás un poco de cariño,
algo de reconocimiento y nada más,
mientras iba regalando
lo único hermoso que poseía,
su corazón.




Y de repente,
creyó que la alegría había llegado
para llenar su vida vacía y desterrar su soledad.
Creyó que había encontrado
a su soñada media mitad.




Pero como suele suceder siempre
en la vida real,
los sueños son sólo sueños
de los cuales siempre debemos despertar.




Y otro día, ya cansada
de noches perdidas en llanto
y eterna soledad...
Un día cualquiera,
se da cuenta de que cada vez
extraña menos a quien nada le da.




Abrió bien sus ojos,
desempolvó su herido corazón,
se pintó una sonrisa en su rostro,
se miró al espejo y con voz firme se dijo
que era tiempo de volver a comenzar.


Carmen

(11 de noviembre del 2020)



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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo



martes, 3 de noviembre de 2020

SILENCIO (Octavio Paz)

Imagen de Pawel Grzegorz en Pixabay

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.


Octavio Paz


 

lunes, 2 de noviembre de 2020

ABRE LOS OJOS...

Imagen de Waldkunst en Pixabay


Cae la noche, las sombras se alargan atrapando todo bajo sus redes. Los vivos se esconden refugiando sus miedos junto al fuego de sus hogares y las criaturas de la noche comienzan por fin a desperezarse, a sacudirse las telarañas de sus desfasados y polvorientos trajes...

Aquel fue el comienzo de la película que habían elegido los amigos para amenizar la noche de difuntos.

Pidieron unas pizzas, las acompañaron con unos refrescos y remataron la cena con un terrorífico  cóctel y lo de terrorífico no sólo era por su color rojo y por la noche de difuntos ni tan siquiera por la película que todos simulaban mirar pero que en realidad ninguno veía, lo de terrorífico era por el horrible sabor que tenía y el regusto amargo que dejaba en la garganta.

De vez en cuando sonaba el timbre de la puerta y alguno de ellos hacía los honores al  consabido "truco o trato" de los niños que luciendo sus variopintos disfraces disfrutaban de la fiesta de Halloween.

Poco a poco las visitas de los pequeños monstruos fue menguando y con ellas los amigos reunidos en aquella fiesta fueron así mismo marchándose a sus casas o quizás a otras  reuniones más amenas o duraderas y Sara se quedó sola, sentada frente a la pantalla del televisor donde podía verse una figura vestida de la Santa muerte, guadaña incluida, luciendo una gran sonrisa en su boca descarnada.

Cansada y un poco hastiada apagó el televisor y mientras recorría la planta baja de la casa asegurándose de que puertas y ventanas estuvieran bien cerradas, sintió como un escalofrío le recorría la espalda y decidió subir las escaleras hacia su cuarto de dos en dos, como queriendo dejar atrás su miedo o el presagio de que algo iba mal que no la había abandonado en todo el día.

Ya en su cuarto se sintió más tranquila y mientras suspiraba, una sonrisa se dibujó en su cara. Mira que era tonta, infantil, como diría su madre. Seguramente se había sugestionado por el ambiente que se vivía en el pueblo desde hacía días. Tantos disfraces, fantasmas, esqueletos, catrinas, zombies, calabazas y luego los amigos y sus bromas y aquella absurda película que habían visto donde no había otra cosa más que gritos y sangre... Sugestión, sin duda a eso se debían sus nervios.

Más tranquila, se puso su pijama y fue al baño a cumplir con el ritual de caba noche. Y fue allí, frente al espejo mientras cepillaba sus dientes, cuando lo escuchó por primera vez... "Abre los ojos...". Fue como un suspiro, un susurro, un soplo de aire que le hubiese rozado el oído... Su mano detuvo el cepillado de sus dientes y escuchó durante unos segundos que le parecieron interminables, pero no oyó nada y encogiéndose de hombros, terminó lo que hacía y regresó a su cuarto nuevamente.

Se metió en la cama y rápidamente se quedó dormida. No supo cuánto tiempo había transcurrido cuando de nuevo pudo escuchar claramente aquellas tres palabras:

"Abre los ojos..."

Se sentó de un brinco en la cama con las manos en el pecho como queriendo detener el loco latir de su desbocado corazón. Silencio, un denso silencio envolvía el cuarto, la casa entera era puro silencio.

Una pesadilla sin duda, eso debía ser, había tenido una pesadilla. El sudor cubría su piel y un regusto amargo trepaba por su garganta desde el inquieto estómago que se sacudía en espasmos de profundo asco, como si en la inconsciencia de su sueño se hubiese expuesto a algo tan atroz, tan horrible, que la hubiese alterado todo el cuerpo.

Su mano temblorosa encendió la pequeña lamparita de su mesita de noche y un suspiro aliviado brotó de su boca en el mismo instante que la luz iluminó el cuarto.  El despertador digital situado junto a la lamparita marcaba las cuatro en punto de la madrugada. Sintió frio y volvió a meterse bajo las mantas. Apagó la luz de la mesilla y aunque luchó por no dormirse nuevamente, el sueño volvió a vencerla mientras a lo lejos, muy, muy lejos, alguien o algo volvió a pronunciar aquellas tres palabras: "Abre los ojos..."

El tiempo transcurrió lento entre sueños agitados que parecían sumirla en un letargo del cual no podía despertar aunque lo intentaba. Las sombras de la noche fueron clareando, la negrura fue diluyéndose en grises y justo cuando un rayito de sol alcanzó a colarse por la ventana, se volvieron a escuchar aquellas tres palabras.

Pero esta vez ya no fueron un susurro ni algo lejano, esta vez fue una orden dada de manera imperiosa.

"!Abre los ojos...!"

Y ella abrió los ojos y lo que vio ante ella le heló la sangre.

Sobre su cara, un rostro extraño, quizás una máscara macabra. Sobre su cuerpo, un cuerpo grande, pesado, vestido  con algo negro semejante a una tunica o capa. En la mano derecha de aquel ser, un largo cuchillo con el que la amenazaba.

"¡Mirame!"

Y ella miró y lo último que vió fue aquel cuchillo mientras le rajaba la garganta y el estallido   rojo de su propia sangre que como un abanico le fue cubriendo la cara.



Carmen

(2 de noviembre del 2020)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo







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