Imagen de Mario Aranda en Pixabay
No me busques entre los muertos, en donde nunca estuvimos; encuéntrame en todas aquellas cosas que no habrían existido si tú y yo no nos hubiésemos conocido.
Yo estaré a tu lado, sin duda alguna, en todo lo que hayamos creado juntos y en todos aquellos que pasaron a nuestro lado y que, irremediablemente, recibieron algo de nosotros, y llevan incorporado -sin ellos ni nosotros notarlo- algo de tí y algo de mí.
También nuestros fracasos, nuestra indolencia y nuestros pecados serán testigos permanentes de que estuvimos vivos y no fuimos ángeles, sino humanos.
No te ates a los recuerdos ni a los objetos, porque dondequiera que mires que hayamos estado, con quienquiera que hables que nos conociese, allá habrá algo mío. Aquello sería distinto, pero indudablemente distinto, si no hubiésemos aceptado vivir juntos nuestro amor durante tantos años; el mundo estará ya siempre salpicado de nosotros.
No llores mi ausencia, porque sólo te faltará mi palabra nueva y mi calor de ese momento. Llora, si quieres, porque el cuerpo se llena de lágrimas ante todo aquello que es más grande que él, que no es capaz de comprender, pero que entiende como algo grandioso, porque cuando la lengua no es capaz de expresar una emoción, ya sólo pueden hablar los ojos.
Y vive. Vive creando cada día, y más que antes. Porque yo no sé cómo, pero estoy seguro de que, desde mi otra presencia, yo también estaré creando junto a tí, y será precisamente en ese acto de traer algo que no estaba, donde nos habremos encontrado. Sin entenderlo muy bien, pero así, como los granos de trigo que no entienden que su compañero muerto en el campo ha dado vida a muchos nuevos compañeros.
Así, con esa esperanza, deberás continuar dejando tu huella, para que, cuando tu muerte nos vuelva a dar la misma voz, cuando nuestro próximo abrazo nos incorpore ya sin ruptura a la Única Creación, muchos puedan decir de nosotros: si no nos hubiesen amado, el mundo estaría más triste...
José de Lucas Ruiz*
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Mi querido tío,
Sé que de haber podido despedirnos, si este maldito virus nos hubiese permitido estar a tu lado, esas hubieran sido las palabras que hubieras elegido para decirnos adiós.
Tuviste una vida larga. Noventa y cinco años llenos de experiencias, de muchísimo trabajo, fatigas, dolores, penas, perdidas, pero también de mucho amor. Siempre, desde que tengo uso de razón, estuviste ahí para todos nosotros, tus hermanos y sobrinos, sin desfallecer nunca y aunque a veces nos resultaras un poco gruñón, hasta en los regaños ponías tu mejor intención.
Te voy a extrañar y aunque sé que ahora estás en un lugar mejor, en aquel lugar al que querías desde hacía ya unos años partir en realidad, siempre me quedará el vacío de no haberte podido abrazar al llegar el final.
Descansa en paz, tío.
Descansa en paz y desde donde estés, ruega por los que aquí dejas para que cuando nos llegue el momento de partir, podamos encontrar el camino de regreso al Hogar al igual que estoy segura que has hecho tú.
Carmen
(13 de noviembre del 2020)
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*Sobre el autor del poema, él mismo nos cuenta en la revista digital Humanizar:
Nací en Segovia en el 44 del siglo pasado. Por cálculo de probabilidades podría haber nacido en cualquier otro lugar del Mundo.
Pero amo a esta ciudad como si hubiese participado en la construcción del Acueducto, en el diseño de sus iglesias, vitoreado en la Coronación de Isabel, o trasteado en la revuelta de las Comunidades. Me emocionan sus atardeceres como si hubiesen sido idea mía.
Por estudios soy Ingeniero Industrial. Pero por dedicación soy esposo, padre y abuelo.
Leo (subrayando) y escribo (corrigiendo muchas veces). Me interesa mucho la Astronomía (para saber dónde estamos), y mucho más El Quijote (para saber cómo somos).
En mis escritos encontraréis (supongo) poca doctrina, pocos dogmatismos, y bastante sentimiento y miradas a la calle.
Tengo una misión que intento cumplir: «Que mis próximos (y yo) estén (estemos) hoy más contentos de lo que estuvimos ayer (y así sucesivamente)».
Cuando termine este intervalo de la Vida en que participo, quiero este epitafio en mi tumba virtual: «Creo haber aprovechado el rato».
***Gracias Carmina, por haberme avisado sobre la autoría de este precioso texto
Muchas gracias Carmina, por haberme avisado sobre la autoría del poema. En su momento, busqué en internet de quien podría ser y no encontré nada. Subsanado el error, me permití agregar la pequeña biografía que José de Lucas escribió en la revista digital Humanizar.
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