No buscaba nada en especial.
Quizás un poco de cariño,
algo de reconocimiento y nada más,
mientras iba regalando
lo único hermoso que poseía,
su corazón.
Y de repente,
creyó que la alegría había llegado
para llenar su vida vacía y desterrar su soledad.
Creyó que había encontrado
a su soñada media mitad.
Pero como suele suceder siempre
en la vida real,
los sueños son sólo sueños
de los cuales siempre debemos despertar.
Y otro día, ya cansada
de noches perdidas en llanto
y eterna soledad...
Un día cualquiera,
se da cuenta de que cada vez
extraña menos a quien nada le da.
Abrió bien sus ojos,
desempolvó su herido corazón,
se pintó una sonrisa en su rostro,
se miró al espejo y con voz firme se dijo
que era tiempo de volver a comenzar.
Carmen
(11 de noviembre del 2020)
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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