Ámame aún en la distancia de tu ausencia.
En los silencios callados que nos pueblan,
que nos cubren con un manto de pena.
Pena que ahoga el llanto en la garganta
y que por no gritar a los cielos el dolor,
mordemos nuestros labios hasta que sangran.
Ámame porque este amor no admite excusas,
no escucha razones ni presta oídos a consejos.
No se deja dominar por el absurdo ego
y crece y vuela libre al compas de nuestras almas,
bailando una danza antigua en las nubes
mientras siembra estrellas en cielos diáfanos.
Ámame aunque nos duela esta lejanía que nos mata,
esta distancia que tortura lo hondo del sentimiento,
lo profundo de este querer antiguo como el tiempo
y deja libre el paso a la sonrisa de la esperanza,
que quiero soñar que sueño bajo el mismo cielo tuyo,
mecida por tus brazos al abrigo de tu amor.
Ámame que sangro por mil heridas mortales,
mil cuchilladas traidoras que se clavaron,
espinas de negras rosas, en mis carnes.
En el dolor de la traición y la soledad fui presa,
alma herida de muerte que arrastró el sudario
donde el desamor venció a mi suerte.
Ámame ahora y hasta el fin de los tiempos
que quiero ser tuya por y para siempre.
Que has traído luz a mi triste vida,
naufraga en medio de todas las soledades,
hoy soy la alegría esperanzada del que sueña
un mundo donde reinaré a tu lado feliz.
Carmen
Copyright©
"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
.jpeg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario