jueves, 20 de noviembre de 2025

Y las horas...


A veces, las horas se detienen en el reloj impasibles. Parecen reírse de mi desasosiego y mi paciencia, irónicas en su regocijo desafiante de caminar lento, muy lento. 


Y me miran burlonas con sus ojos ciegos provocándome una ansiedad ociosa que me va derritiendo por dentro.


Otras veces, las manecillas pareciera que se han vuelto locas y corren y se atropellan, como queriendo ver quién de las dos llega primera a la meta. 


Y vuelta a desesperarme, atormentada porque el tiempo no corre... vuela.


Desde que te sé y te siento, mi alma vive, sobrevive en la espera. 


Esperar que pasen las horas y llegues al encuentro... 


Esperar que el tiempo se detenga cuando te tengo... 


Esperar que jamás llegue el temido momento del adiós.


Esperar... Esperar... Esperar mientras las horas pasan insufriblemente rápidas o perdidamente lentas.


Esperar con ansiosa alegría tu llegada... 


Esperar con  angustiosa necesidad tu partida...


Esperar... Esperar... Esperar...


Y las horas de mi reloj pasan sin detenerse... Lentas, como un mar en calma chicha... Rápidas como esa caída libre en la que se estrella mi vida...


Y las horas de mi reloj pasan sin detenerse, te traen y te llevan como las olas de ese mar que acaricia las arenas de mi playa.


Y las horas pasan... pasan de largo sin detener la vida.


Carmen


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"Omnia mea mecum porto"

Soy todo lo que tengo



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