domingo, 14 de octubre de 2018

TODO COMENZÓ ASÍ...


TODO COMENZÓ ASÍ...

Es cierto, todo comenzó así, sin pretenderlo ni desearlo ni quererlo.

La tarde fría y lluviosa que invitaba a refugiarse en cualquier lugar y perderse con el aroma de una buena taza de café.

Había pasado la tarde pateando las calles del centro de la ciudad en una de mis excursiones por el casco antiguo. Una exposición de arte aquí, otra más allá. Minutos que parecían prolongarse en horas mientras la luz del día iba cediendo paso a las sombras de una tarde que agonizaba bajo la amenaza constante de unas nubes plomizas.

Librerías de antiguo y segunda mano donde me encantaba perderme entre miles de títulos imposibles y evocadores, el olor a polvo y moho añejo, el frágil amarillento de las hojas de papel y las cubiertas ajadas que me invitaban a vivir historias apenas soñadas.

El roce momentáneo con otras personas que como yo, se dejaban llevar por sus propios impulsos bajo el vendaval de sus pensamientos. Absortos en sus propios miedos, miedos de ser descubiertos, de que sus limitaciones y sus soledades quedaran expuestas como las cartas descubiertas de un mal poker.

Todo comenzó así... 

Tomando una  taza de café en un pequeño local mientras escuchaba en el aire, como  suspendidas, las notas de un saxofón y un piano entonando la más dulce melodía de jazz. Evocadora... Sensual... Provocadora...

Perdida la conciencia entre las letras del libro que leía y esa música que parecía hipnotizarme. Abrigada por la humeante taza de café que sostenía en mis manos. Abstraída en un mundo que no habitaba nadie...

Todo comenzó así...

Él se sentó frente a mi y yo ni siquiera parecí inmutarme, como si el hecho de que un extraño se sentara a mi mesa de repente, fuera la cosa mas lógica y normal del mundo. 

- Te invito a otro café,  -me dijo- ¿cómo te gusta?

Y yo levante mi vista del libro y mirándole fijamente a los ojos, le regalé una sonrisa  y un tópico por respuesta:

- El café... Fuerte, como el abrazo de un amante  y solo, para no compartirlo con nadie.

Él me devolvió la sonrisa envuelta en una mueca entre sorprendida y pícara, pidió dos tazas de café solo y fuerte al camarero y con el primer sorbo del oscuro líquido, nuestras miradas fijas y nuestras bocas sin perder la sonrisa sellamos un pacto, empezamos a escribir una historia que inicia cada mañana con un buenos días, una taza de café y una sonrisa que se pierde en un beso apasionado mientras nuestros cuerpos se funden y le dan la bienvenida al nuevo día. Una página más en nuestro libro particular, unas letras escritas en nuestras pieles y la esperanza de que dure toda, toda una vida.


Carmen

(14 de octubre del 2018)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo



"I Can't Make You Love Me"

Soft Jazz

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