domingo, 12 de junio de 2016

LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS


LA TUMBA DE LAS LUCIÉRNAGAS


"- ¡No te vayas! ¡Quédate conmigo! ¡No me dejes sola!
- No te preocupes, Setsuko.
- Compraré algo bueno, comida nutritiva. Y nunca más te dejaré. Nunca, nunca más.

Nunca más despertó.

Ahí. Carbón para la cremación. Como era una niña, puedes hacerlo en un templo. El cuerpo debe ser quemado vestido. Usa follaje para un fuego mejor.


La mañana siguiente, puse algo de las ceniza de Setsuko en la lata de caramelos, entonces bajé la colina. Nunca volví al refugio."


Cuando uno de mis hijos me propuso que viera esta película de anime japonés, pensé que se trataría de otra película de anime mas, cargada de amores imposibles y lacrimógenos o quizás otra más con exceso de imagenes de sexo del que parecen tan proclives los japoneses.

El título original es: Hotaru no Haka

“La tumba de las luciérnagas", es una película animada japonesa dirigida por Isao Takahata. Fue la primera película dirigida por Takahata con el Studio Ghibli y el tercer largometraje del estudio. 

Esto es lo primero que se ve:

El 21 de septiembre de 1945, un indigente, adolescente de 14 años, agoniza en una estación de tren. Al morir por inanición, su espíritu empieza a recordar los sucesos anteriores a su muerte... Así comienza la película. Con la dureza de la existencia ya reflejada en las primeras tomas.

¡Una obra maestra!

‘La tumba de las luciérnagas’ narra una historia, basada en hechos reales (concretamente el autor de la novela en la que se basa el film, Akiyuki Nosaka, vivió en persona parte de los acontecimientos mostrados en el film), en la que se narran las desventuras de dos hermanos que quedan huérfanos durante la Segunda Guerra Mundial después de un bombardeo de aviones norteamericanos. Primero lograrán vivir de la caridad de su tía, pero pronto, y debido a la escasez, tendrán que sobrevivir por su propia cuenta. Será el inicio de una larga penuria. 

No es solamente una película triste, es una película que deja un sabor amargo ante la realidad que nos retrata, la crudeza y el horror de la guerra aún vista atreves de los ojos de unos niños. Es muy dura y se hace difícil de ver. No se puede retener el llanto, que brota a raudales durante la visión de toda la película, a no ser, claro esta, que se sea un ser totalmente insensible.

‘La tumba de las luciérnagas’ habla de la niñez rota, de la violación de la inocencia, de la crueldad humana, del desinterés y el egoísmo en tiempos de guerra. Se supone que en los momentos más difíciles de una persona, sobre todo si el contexto es una guerra, lo mejor del ser humano tendría que salir a flote. En la película los únicos que parecen seres humanos son los dos hermanos protagonistas, y sólo porque hasta cierto punto no se dan cuenta de la desgracia que les ha tocado vivir. Pero todos aquellos que les rodean parecen pertenecer a otra especie de vida, a una en la que la indiferencia y la insensibilidad son las propiedades reinantes. Y si a ratos, la extrema dureza del film parece ser un ensañamiento sin compasión con el espectador, por el hecho de que los dos personajes centrales sean dos indefensos niños, ésta tiene su lógica por el hecho de que en toda guerra, las peores víctimas en todos los aspectos son precisamente los niños.

Isao Takahata narra con esa sencillez típica de los grandes clásicos, al más puro estilo de John Ford o de Yasujiro Ozu, sin cargar las tintas en los momentos emotivos, y haciendo grande una historia pequeña. Y hablando de emoción, podríamos decir que todo el film en sí mismo es un bloque emotivo, angustioso, cruel, en el que no hay ni un sólo punto álgido que destaque por encima de los demás, como suelen hacer en otras películas, una emoción contenida, verdadera, sincera, directa, que viste la narración sin ningún tipo de artificio o filigrana argumental, de esas que engañan al espectador para llevarlo al borde de la lágrima. Aquí se está al borde de la lágrima continuamente, y uno nunca se siente manipulado porque el film no cae ni un sólo momento en la sensiblería barata, algo en lo que le hubiera resultado muy fácil caer.

Ver ‘La tumba de las luciérnagas’ es algo difícil. Se podría decir que este film sólo es apto para estómagos fuertes, pero sin embargo pienso que esta película debería ser vista por todo el mundo, por mucho que a algunos les resulte insoportable. Su historia trasciende los límites del propio medio en sí, y aunque enfrentarse a ella más de una vez puede resultar totalmente desesperanzador dada la visión que del ser humano da, creo que es una de esas películas necesarias, de ésas que no saben ni conocen de fronteras, como la naturaleza del verdadero arte, pues en su ilimitada fuerza que hace que sea comprensible para cualquier persona en cualquier parte del mundo, reside todo su encanto y su única razón de existencia.








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