MUJER DE HUMO
¿Qué fui para ti?
Al fin y al cabo... ¿Qué fui?
Marioneta con la que entretener
tus ratos perdidos.
Dos palabras cariñosas
suscribiendo todos los derechos
sobre mi, sobre mi alma.
Tu afán por destruirme,
por borrarme, anularme
para después abandonarme
a mi aciaga suerte.
Eso fui...
Sí, sólo eso fui para ti.
Humo del cigarrillo que fumaste
liado con el papel de mi piel.
Cebado con la pasión
que por ti recree.
Humo...
Humo que sin más,
se fue disipando
cuando el amor dejaste consumir.
Y de aquellas cenizas
hoy alzaron el vuelo
mis ganas de morir y
volver quizás a vivir.
Humo... Cenizas...
Quizás la vida pasando
como quien pasa por pasar,
sin pensar, sin sentir.
Moverme al son de esa música,
de las notas rasgadas y llorosas
de una trompeta que siento,
presiento, hoy llora por mi.
Por mi que sufro tu marcha
como quien sufre un castigo,
como quien arrastra la cadena de una condena,
de un pecado que jamás llegó a cometer.
Tu marcha...
Tu huída más que marcha
cuando te cansaste de tu juego,
cuando te cansaste de mi.
O quizás fue el encuentro
con esa otra alma que
hoy te hace más feliz.
No importa...
Nada importa ya.
No importa lo que fue
ni importa lo que debió ser.
No importas tu
ni importo yo...
Yo que para ti nunca importe.
Yo que estoy hecha de humo y llanto,
de tristezas sin fin.
De promesas rotas
que el viento arrastra,
esas promesas que me hiciste
y que nunca pensaste cumplir.
Hoy soy mujer de humo
que se crece fino y largo,
hasta desvanecerse ante tus ojos
buscando el espacio,
el cielo pálido
donde me habré de confundir,
donde me habré de escabullir.
Hoy soy mujer de humo que se pierde
en lo negro de una noche oscura
y se pierde en lo claro
del día que está por venir.
Mujer de humo
que se va borrando
sin dejar huella en ti.
Hombre que quizás un día
recuerdes lo mucho que te di
y entonces beses mi retrato,
te diré...
Tu beso besará ya en vano.
Hombre que quizás otro día,
arrepentido y solo,
sientas el frío de la soledad sobre ti
y pretendas ceñir de nuevo
mi recuerdo entre tus brazos,
te diré...
¡Nada habrá entre tus brazos
ni ya mis labios te devolverán
esos besos que darás en vano!
¡Nada quedará!
¡Nada!
Porque eso es lo que siempre fui para ti.
¡Nada!
Tan sólo polvo y humo,
una muñeca triste a la que destruir.
Polvo y humo que el viento,
mucho más benévolo,
se encargó de barrer por ti.
Carmen
(11 de junio del 2016)
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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