YO NO FUI QUIEN MÁS PERDIO
Realmente, yo no fui quien más perdió.
Todo lo que hice, lo hice con amor.
Todo lo que di, lo di con todo el amor de mi corazón.
Mis palabras siempre fueron sinceras, aunque nunca me creyera.
Perdoné aunque me insultaron y me humillaron, aunque supusieron de mí acciones que jamás pensé cometer.
Espere recibir un poquito de lo que daba, pero para aquel que amaba, lo que yo di debió ser tan poco, que no le mereció la pena darme nada.
Confié en palabras y promesas que nunca fueron sinceras y soporte sobre mi alma, la carga de una cruz ajena.
Me hicieron lo mismo que antaño les hicieron, vengándose así en mi del dolor que otros les causaron. Me acusaron de ser basura, que es lo mismo de lo que fueron acusados. Y eso, eso hirió de muerte mi corazón.
Pero yo no tengo nada de lo que me deba de arrepentir. Dar lo que se tiene nunca fue pecado y mucho menos puede ser pecado amar, cuando el que ama es el corazón.
Y aunque hoy me sienta herida, humillada, fracasada, abandonada, dolida... No me arrepiento de haber amado a quien jamás me amó.
Y aunque es verdad que hoy por hoy, no soy feliz, se que pronto el convencimiento y la serenidad llegaran a mi alma de nuevo y conformándome con lo vivido y aprendido, volveré a perseguir esa felicidad que se que yo merezco, porque se que la felicidad existe aún para mi que jamás lo fui.
Por ello no dejo de repetirme que no fui yo la que perdió, sino que él fue el que me perdió a mi y si yo no tengo nada de que arrepentirme, algún día, se que él se habrá de arrepentir.
Carmen
(9 de junio del 2016)
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"Omnia mea mecum porto"
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