Que te deseo ya lo sabes,
mi cuerpo lo grita al viento
cada vez que mi piel roza tu piel.
Que me deseas lo sé,
tu cuerpo responde al mío
erizando hasta tu alma cuando me ve.
¿Qué corriente nos ocupó
aquella primera vez que te besé?
¿Qué fuerza nos empuja
a volver una y otra vez?
Quizás lo prohibido,
quizás la fuerza del destino,
quizás... quizás, no lo sé.
Solo sé que deseo ser amada por ti,
ser parte viviente de tu cuerpo,
prolongación de tus instintos
en una batalla frenética
de ropas arrancadas por la urgencia
y sábanas revueltas en la lucha
por sentirnos dentro
cabalgando juntos al éxtasis,
desbordados de deseos inconfesados,
mezclando suspiros y gemidos,
risas y llantos descontrolados,
hasta la explosión final de los sentidos
donde mi deseo se una al tuyo
culminando en el vaciado del licor,
del amor más sublime que soñamos.
Descansar después en la calma,
la dulzura satisfecha que produce
haberse sentido así,
un hombre y una mujer.
mi cuerpo lo grita al viento
cada vez que mi piel roza tu piel.
Que me deseas lo sé,
tu cuerpo responde al mío
erizando hasta tu alma cuando me ve.
¿Qué corriente nos ocupó
aquella primera vez que te besé?
¿Qué fuerza nos empuja
a volver una y otra vez?
Quizás lo prohibido,
quizás la fuerza del destino,
quizás... quizás, no lo sé.
Solo sé que deseo ser amada por ti,
ser parte viviente de tu cuerpo,
prolongación de tus instintos
en una batalla frenética
de ropas arrancadas por la urgencia
y sábanas revueltas en la lucha
por sentirnos dentro
cabalgando juntos al éxtasis,
desbordados de deseos inconfesados,
mezclando suspiros y gemidos,
risas y llantos descontrolados,
hasta la explosión final de los sentidos
donde mi deseo se una al tuyo
culminando en el vaciado del licor,
del amor más sublime que soñamos.
Descansar después en la calma,
la dulzura satisfecha que produce
haberse sentido así,
un hombre y una mujer.
Carmen
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