Te sueño con los párpados entreabiertos,
entre los claroscuros del atardecer,
bajo las ramas desnudas
que agita el viento de noviembre.
Te siento en cada una de las gotas de lluvia
que baña mi cuerpo tembloroso,
que urgido de tu ausencia se estremece
al contacto del tu recuerdo en mi.
Te espero en el último rayo de luz diurna,
te busco en las primeras sombras
de cada nuevo anochecer sin ti,
cuando se hace más presente tu falta
y mis labios te nombran entre suspiros
dolorosos y cadentes,
mientras pasan las horas
que van pariendo nuevos días,
haciendo más y más larga mi agonía,
esta agonía que es vivir sin ti.
Carmen
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