Siempre te lo advertí... ¿Recuerdas?
Siempre te dije que lo que tu decías que existía entre los dos, no llegaría a ninguna parte y que algún día terminaría, como así ha sucedido, a farolazos.
Quizás puede que no lo recuerdes o no quieras recordarlo, pues los dos sabemos que para ti nunca fue real. No fue más que un juego, un sueño al que te aferraste para tratar de huir de tu soledad. Tan solo fue algo pasajero, algo con lo que entretener tus horas baldías y grises, mientras estabas allí, encerrado en la cueva que era tu trabajo.
¿Que te creí? Sí, quise creer que en ti había algo de verdad, aunque siempre supe que me mentías como lo que eras, un pobre cobarde que disfrutaba haciendo daño a los demás. Infravalorado hasta por ti mismo, esclavo de todos los demás, no supiste apreciar el regalo que te ofrecía quien nada pretendía quitarte ni nada de ti quería cambiar.
Poco a poco se aproxima el final de ese puente inconcluso que jamás debí comenzar a cruzar. Poco a poco se acerca el momento de llegar al extremo que no me lleva a ningún lugar. Y ya no siento nada ni siquiera siento ya curiosidad. Te llevaste contigo lo que jamás me diste y eso es lo único que tengo que agradecerte, que te hayas ido borrando de mi memoria como ese puente que se pierde en la niebla de la soledad.
Deberías poner más cuidado cuando construyas nuevos puentes que jamás cruzaras. Algún día, esos puentes caerán sobre tí y no hayaras modo de salvarte por mas que te escondas o los quieras negar.
Hace mucho ya que tu reloj marcó la hora de olvidarme y ya va siendo hora de que yo salga del agujero en el que me dejaste. Va siendo hora de que ambos regresemos... Tu al infierno de tu vida... Yo a darle nuevamente cuerda al reloj de mi corazón.
Otro sembrará en mi la calma o desatará mis tempestades...
Otro, tú... ya no lo harás jamás.
Carmen
(23 de septiembre del 2021)
Copyright©
"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
No hay comentarios:
Publicar un comentario