Qué importan ya los años vividos
bajo la esclavitud de un amor
que fue imposible y ajeno.
Aquí estoy de nuevo,
como siempre estuve,
como siempre que era yo
o me dejaba serlo.
Hoy me di permiso
para romper las cadenas,
para soltar el yugo fiero
que me atenazaba las penas
y ponía a mi dolor freno.
Quiero llorar a gritos
y dejar que mis lágrimas
se conviertan en estrellas,
mientras con el arco tenso
de mi alma atormentada,
elevo una triste melodía
que llegue a sus oídos
allá en la noche negra.
Carmen
(21 de septiembre del 2021)
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