DESOLADA ESPERANZA
Se despejaron las nubes de tormenta
dejando paso al relumbrar sombrío
del desolado espectáculo nocturno
donde en sombras de barbecho baldío,
agonizan de la luna los últimos rayos.
No hay calor ni color de vida,
no hay esperanza ni sueño
ni llanto ni presentida sonrisa.
No hay más que nada cautiva
en la reja de los amores vencidos.
Y se pierden por siempre los días
donde la vida se esfuma en humo
de hogueras extintas y frías,
entre tizones de pena y dolientes gritos.
Sombras y nada, nada y sombras dormidas.
Despierta entonces el alma dormida.
Despierta a la luz de un nuevo día.
Otro amanecer que abre los ojos
tomando conciencia plena
de la esperanzada dicha.
Y suenan salmos y cantos,
suenan palabras agradecidas.
Y tiemblan emocionados
de puro placer los labios,
alargándose al infinito los dedos en el abrazo.
Resuenan plegarias en tambores lejanos,
retahíla de voces raciales
elevando al cielo su eterno canto
y nubes en gris mosaico,
empedrarán el cielo de llanto.
Es el nacimiento y es la dicha,
el resurgir imposible de lo cotidiano.
La desolada esperanza renaciendo de sus cenizas
como un Ave Fenix mitológico y sagrado.
Esperanza quizás agradecida de poder sentirse de nuevo viva.
Carmen
(17 de noviembre del 2017)
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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