Y mi pobre corazón murió de frío
ante tanta desolación,
que al buscarte y no hallarte,
tiritando y herido,
como un frágil cristal se quebró.
Cuando más te necesitaba,
con tu silencio cruel se encontró
y en tu ausencia injustificada,
se dejó morir matando así el amor.
Murió de frío, sí,
el frío que le causó tu desamor,
el desdén de tus palabras
y el veneno que destilaba
tu silencioso adiós.
Se ahogó en lágrimas,
lágrimas negras,
negras como la pena
que por dentro me llenó.
Carmen
(21 de enero del 2022)
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