Abandoné mis viejas sandalias al inicio de alguna playa, al comienzo de un desierto o quizás fuera en alguna calle desierta y mojada de rocío mañanero. Hace tanto de eso, que ya ni recuerdo... Sólo sé que deje de ser yo en algún oscuro momento para ser otra "yo", más transparente y mía.
Nunca quise pensar demasiado en el ayer que siempre se me antojó un error vestido de tormento y por ello siempre viví ocultando mis sentimientos hasta que ya no pude más. Estaba tan saturada de amor que me daba miedo morir ahogada en mis profundos sueños.
Y quise ver y me di cuenta que estaba ciega... Que era oscuridad lo que me envolvía y supe que tendría que luchar contra los diablos que pretendían que siguiera perdida, andando sin rumbo y a tumbos, descalza por la vida.
Desanduve los pasos perdidos, llorando de nuevo lo ya vivido. Sanando heridas que aún dolían en el alma y pintando colores a mi alrededor donde todo era gris y de repente vi una Luz al final de mi camino. Una sonrisa dulce, una mano tendida, unos brazos que me daban cobijo, un corazón que buscaba al mío.
Ya no tengo miedo a caminar por ese desierto camino de arenas húmedas de lágrimas y besos perdidos. No estoy sola, siento su presencia en mí que me empuja a la vida y a vivir me aboca.
Ahora sé que mis pasos me llevaban a él... y que él por fin está conmigo, de mi mano, formando una sola persona.
CARMEN
(22 de abril del 2021)
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
*Texto rescatado de mi antiguo blog, reeditado y actualizado
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