A ti que fuistes sin dudarlo
mi sol de medianoche.
Aquel que iluminó mis días grises
y mis noches sin sueños.
A ti que fuiste mi sol
aunque yo jamás llegue
a ser en tu vida ni luna
ni estrella para guiarte.
A ti que volviste a recordarme
que el amor existía
y que fué el mejor regalo
que pudiste darme.
A ti, mi sol de medianoche,
a ti te digo,
que jamás habré de olvidarte.
Aunque tu luz me negaste
y me dejaste sumida
en esta oscuridad
que día a día me consume,
no habré de olvidarte jamás.
Sol de medianoche,
quizás un día me recuerdes
cuando a la solitaria luna
tus ojos aprendan a mirar
y entonces comprenderás
que hace tiempo mi luz
se extinguió,
se apagó por creer
que tú la podrías iluminar.
Carmen
(15 de noviembre del 2021)
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