ESTA ES MI ÚLTIMA CARTA PARA TI
Esta será mi última carta para ti, amor. Serán las letras más sentidas que jamás escribiré y que tu seguramente, nunca leerás porque ya no estás aquí.
Será mi carta de adiós… Esa que ya nunca te enviaré.
Hoy se cumplen dos meses y once días de tu marcha, aunque yo la llamaría mas bien huída. La acción más cobarde que hubieras podido cometer jamás. Aunque ahora que ya puedo pensar más fríamente y con mayor libertad después de tus últimos actos de ayer mismo, creo que tu acción de desaparecer de mi vida fue la que cabía esperar ante tu falsedad.
Juez y jurado, siempre me sentenciaste sin dejarme ni siquiera respirar. Nunca pude sentirme verdaderamente amada y no porque tu no me lo repitieras hasta el cansancio, sino porque no era a mí a quien amabas, amabas a alguien que nunca fui yo en realidad.
Te di hasta los pulsos de mi sangre, pero nada de lo que hice fue suficiente para ti. Siempre pedías más y más…
Tanto apretaste la tuerca que te pasaste de rosca esta vez y si en algún momento llegaste a pensar que castigándome con tu marcha volvería arrastrándome a ti de nuevo, esta vez erraste el tiro, porque lo que es yo, esta vez no seré la primera en volveré.
Y sí, ya se que si leyeras esto que te escribo dirías que sigo culpándote como siempre, que sólo supe traer al frente lo pasado y lo mucho que por ti deje… Pero amor… Yo volvería a pedirte que por una vez pararas y meditaras, quién de los dos vivió constantemente en el ayer, quien no supo crecer ni maduro y se aferro a sus "pataletas"... ¿recuerdas?... como si fuera aún un adolescente.
No te reprocho nada, nunca lo hice, pese a que tu siempre opinaste lo contrario yo siempre, siempre te perdone.
Perdone las heridas que me causaste cada vez que ponías en mí intenciones que yo ni siquiera pensé. Cada vez que tus palabras se clavaban en mi corazón como puñaladas en cada insulto insinuado que lanzabas contra mi, te perdoné.
Perdone cada palabra dicha y cada acusación velada que vertiste sobre mi y volví una y otra vez a creer en ti y en tus promesas que fueron tan falsas… Tan falsas como tu… Tan falsas como el amor que me juraste una vez.
Pero mira... Entre tu y yo, sólo hubo una culpable y esa fui yo. Yo que acepte siempre tus condiciones sin poner resistencia y quise creer que el amor que te profesaba, ganaría la partida alguna vez. Yo sola me infringí el daño, me cause las heridas en el alma y rompí con mis principios y mi fe.
No te culpé ni te culpo ni te culparé jamás.
Han pasado ya muchos días desde tu partida… Y parece que fue ayer…
Poco queda ya por decir, salvo quizas, que Dios te bendiga y traiga amor y compañía de la buena a tu Ser.
Estas son las últimas letras que te escribiré, aunque se que no las llegarás a leer... ¿Qué importa? ¿Qué puede importar ya si las lees o no? Ya no queda esperanza alguna a la que aferrarse y en la que creer. Me olvidarás... Quizás ya me olvidaste y tienes quien te ame más que yo. ¡Ojalá y sea así! ¡Ojalá sea esa la causa de tu desaparición! Pese a todo lo pasado y lo vivido, yo te deseo de corazón, todo lo mejor.
Adiós, amor... Esto terminó...
Adiós, amor... Esto terminó...
Aquí muere un sueño roto, una esperanza fallida, algo en lo que nunca debí creer.
Aquí agoniza el corazón de quien sólo deseo siempre tu bien y renace una nueva mujer.
"El amor que para ti, nunca lo fue."
Carmen
(29 de abril del 2016)
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