El peldaño más duro, el mas difícil, el más importante. Tomaste la decisión de operarte con resolución, sabiendo que te enfrentabas a la misma muerte. Le echaste un pulso y le ganaste; a la muerte, al destino, a la suerte. Eres un valiente, hermano. Eres muy valiente.
Ayer fue un día largo e intenso para los que te queremos. Viaje a más de doscientos kilómetros hasta el hospital donde te operaron, espere sentada en una silla las trece horas que duró tu operación, siempre mostrándome serena, segura, firme, como se espera de la hermana mayor. Siempre en mi lugar frente al mundo aunque por dentro, sentía a cada segundo como temblaba mi alma por el miedo, la incertidumbre, el dolor.
Fue un alivio cuando los doctores salieron a decirnos que la cirugía había terminado, que todo había salido bien y que podíamos pasar unos minutos a la UCI para verte aunque tú estabas dormido aún. Y eso fue lo mejor, me recordaste tanto a papá, ví en ti su fortaleza, sus ganas de vivir.
Verte, poder tocarte, saber que sigues aquí.
Aún estoy como en una nube. Cansada por la tensión y los nervios. Por la incertidumbre, por las ganas de llorar y no poder hacerlo... Pero agradecida al Padre, al Universo, a los médicos...
Estoy muy agradecida y feliz!
Ahora a seguir subiendo peldaños, poco a poco, con cuidado, sin prisa pero sin pausa. Todavía queda un largo recorrido, pero se que pronto volverás a ser el que eras y podremos reírnos de todo esto.
Carmen