Negaré que un día te quise.
Negaré que siquiera hayas existido.
Negaré tu presencia en mi vida.
Negaré que ocupaste mi corazón vencido.
Romperé de ti cada imagen,
borraré tu recuerdo y tu nombre
de todos mis pensamientos cautivos
y sembraré la semilla del olvido, allí,
donde ya ni tu fantasma cabe.
Es inútil retenerte a mi lado
sabiendo que nunca te he tenido.
Son baldías las lágrimas
cuando el amor nunca ha existido.
No se dió entre tu y yo la magia,
ni me amaste ni te ame,
fuimos solo dos cobardes que pensaban
que habían luchado y vencido.
Nada queda entre los dos, nada,
ni dolor ni pena en estas soledades.
Pasaremos por la vida como dos extraños
que cruzaron sus caminos sin apenas mirarse.
Por eso, negare a quien me pregunte
el haberte amado y haberte conocido
y así moriremos un día
sin saber lo mucho que perdimos.
Carmen
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