Adormecida de nuevo
en el sueño del que
jamás debí despertar.
Languidecida en las horas
más duras y amargas
de mi triste soledad.
Yo te llamo, te invoco,
genio del bien y del mal.
Cerraré mis ojos
y me dejaré llevar
al fondo de mi alma,
negrura insondable,
mar de lágrimas,
arenas de soledad.
Adormecida como antes,
viendo las horas pasar,
viendo la vida surgir
para más tarde,
verla nuevamente morir.
Adormecida en los sentimientos
donde no duele el peso
imperecedero del tiempo,
de su adios inevitable,
de su huída cobarde.
Adormecida,
vegetando,
así he de seguir.
Carmen
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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