jueves, 10 de abril de 2025
Soy esa tristeza tan mía...
martes, 8 de abril de 2025
Ya subiste el primer peldaño de la escalera
El peldaño más duro, el mas difícil, el más importante. Tomaste la decisión de operarte con resolución, sabiendo que te enfrentabas a la misma muerte. Le echaste un pulso y le ganaste; a la muerte, al destino, a la suerte. Eres un valiente, hermano. Eres muy valiente.
Ayer fue un día largo e intenso para los que te queremos. Viaje a más de doscientos kilómetros hasta el hospital donde te operaron, espere sentada en una silla las trece horas que duró tu operación, siempre mostrándome serena, segura, firme, como se espera de la hermana mayor. Siempre en mi lugar frente al mundo aunque por dentro, sentía a cada segundo como temblaba mi alma por el miedo, la incertidumbre, el dolor.
Fue un alivio cuando los doctores salieron a decirnos que la cirugía había terminado, que todo había salido bien y que podíamos pasar unos minutos a la UCI para verte aunque tú estabas dormido aún. Y eso fue lo mejor, me recordaste tanto a papá, ví en ti su fortaleza, sus ganas de vivir.
Verte, poder tocarte, saber que sigues aquí.
Aún estoy como en una nube. Cansada por la tensión y los nervios. Por la incertidumbre, por las ganas de llorar y no poder hacerlo... Pero agradecida al Padre, al Universo, a los médicos...
Estoy muy agradecida y feliz!
Ahora a seguir subiendo peldaños, poco a poco, con cuidado, sin prisa pero sin pausa. Todavía queda un largo recorrido, pero se que pronto volverás a ser el que eras y podremos reírnos de todo esto.
Carmen
domingo, 6 de abril de 2025
La Hiedra -Tarde de boleros
jueves, 3 de abril de 2025
Uffff... Vaya días que llevo!
martes, 18 de marzo de 2025
Los caminos de Dios son inescrutables
Esta mañana me tocó revisión con mi cardiologo. La rutina de esas visitas es ya tan conocida por mi que me suelo tomar esas citas con mucha filosofía, ya sabemos que en cuestión de médicos, da igual que sean privados o públicos, que sean desconocidos o como de la propia familia, sabemos a la hora que tenemos que estar en la consulta pero no a la hora que nos atenderán y como ya suponía, hoy no iba a ser distinto, así que, me arme de paciencia, me senté en la sala de espera, abrí mi libro y me dispuse a esperar que la enfermera dijera mi nombre o como suele suceder, el mismo Abraham, mi cardiologo y amigo, saliera a buscarme.
Rato después llegó a la consulta una señora mayor que se sentó a mi lado. Era una ancianita de pelo muy blanco, pulcra, elegante que me saludo con una vocecilla afable. Respondí educadamente a sus buenos días y me sumergí nuevamente en mi lectura dejando que el silencio reinara nuevamente en la sala. De repente, sentí los ojos de aquella mujer mirándome fijamente. Levanté la vista para enfrentar aquella mirada y entonces la mujer suspiró profundamente y me dijo algo que me dejó pensativa: "Los caminos de Dios son inescrutables. Deja de preocuparte, todo irá bien, no pierdas la esperanza. Los milagros existen, te lo digo yo que soy en si misma un milagro. No lo olvides."
Me dejó muda. Gracias al cielo en aquel momento la enfermera me dió paso a la consulta, así que, recogí mis cosas, me despedí de la anciana y entré sin mirar atrás. Cuando un rato después salí, la mujer ya no estaba allí y entonces me permití pensar en lo que me había dicho. Ciertamente me encontraba muy preocupada por la suerte de mi hermano y su recaída con el cáncer de lengua que padece. Le han hecho un montón de pruebas de las cuales esperábamos los resultados, aunque estos se dilataban.
Quise creer en aquel momento, tener fe, tener esperanza pese a que los médicos no eran demasiado positivos en su diagnóstico y de repente sonó mi teléfono y la voz de mi cuñada me alegró la mañana. La oncóloga la había llamado para decirle que según la última PET que le han hecho a mi hermano, no había metástasis y el cáncer seguía localizado en la lengua. Ahora toca esperar al próximo lunes para saber que resolución toman los médicos sobre el tratamiento a realizar, pero el miedo mas grande ya no está. Si venció la enfermedad una vez, esta vez también lo hará, entre todos obraremos el milagro.
Los caminos de Dios son inescrutables... Que gran verdad. Y sí, no debemos perder la esperanza porque como me dijo la anciana, los milagros existen...
Gracias, Padre. Gracias por poner siempre un ángel en mi camino cuando este se torna oscuro.
Carmen
miércoles, 12 de marzo de 2025
domingo, 9 de marzo de 2025
Destino
viernes, 7 de marzo de 2025
Corazón helado
Hubiera necesitado...
miércoles, 5 de marzo de 2025
Ella...
jueves, 27 de febrero de 2025
El silencio... Dedicado a...
miércoles, 19 de febrero de 2025
SUEÑOS
martes, 18 de febrero de 2025
Inicio
viernes, 14 de febrero de 2025
Bendita tu luz - - Maná
domingo, 9 de febrero de 2025
Des-pedida anunciada o lo que la traición enseña
sábado, 8 de febrero de 2025
Eres eso...
jueves, 6 de febrero de 2025
sábado, 1 de febrero de 2025
Tristeza
“Hay un tipo de tristeza que viene de saber demasiado, de ver el mundo como realmente es. Es la tristeza de entender que la vida no es una gran aventura, sino una serie de pequeños, insignificantes momentos, que el amor no es un cuento de hadas, sino una emoción frágil y fugaz, que la felicidad no es un estado permanente, sino una rara y fugaz vista de algo que nunca podremos sostener. Y en ese entendimiento, hay una profunda soledad, una sensación de estar aislado del mundo, de otras personas, de uno mismo”.
Virginia Woolf
miércoles, 29 de enero de 2025
La decepción
Es cierto, la decepción no mata, enseña... Pero que grande y dolorosa es la enseñanza que nos puede traer.
La decepción nos llega en forma de ahogo, de llanto que ya no soporta tanta represión, de grito que de tanto callar, se alza sobre nuestras gargantas que amenazan con desgarrarse por culpa del inmenso dolor.
La decepción nos deja un regusto amargo en el corazón. Unas ganas enormes de cerrar los ojos para no abrirlos nunca más. Un deseo irrefrenable de salir corriendo hacia el más allá sin volver la vista atrás.
La decepción, cuando es grande, nos llena el alma de un llanto ácido aún por derramar, un agujero en el corazón que sabemos que nunca cerrará; una desilusión llena de sombras que nadie podrá borrar. Un regusto amargo, como a café quemado, en el paladar.
La decepción es soledad y vacío. Es soñar una quimera que nunca pasará.
La decepción lleva tu nombre tatuado, el nombre de quien fue y ya no será.
Carmen
Serenata
Íbamos a vivir toda la vida juntos.
Íbamos a morir toda la tarde juntos.
Adiós.
No sé si sabes lo que quiere decir adiós.
Adiós quiere decir ya no mirarse nunca,
vivir entre otras gentes,
reírse de otras cosas, morirse de otras penas.
Adiós es separarse, ¿entiendes?, separarse,
olvidando como traje inútil la juventud.
Íbamos a hacer tantas cosas juntos!
Ahora tenemos otras citas.
Estrellas diferentes nos alumbran en noches diferentes.
La lluvia que te moja me deja seco a mí.
Está bien: adiós.
Contra el viento el poeta nada puede.
A la hora en que parten los adioses,
el poeta sólo puede pedirle a las golondrinas
que vuelen sin cesar sobre tu sueño.
Manuel Scorza*
*Manuel Scorza Torres, nació el 9 de septiembre de 1928 en Lima. Fue un novelista, poeta, editor y político peruano de la generación del 50, atento a los fenómenos sociales y observador de los problemas del Perú que le tocaron vivir.
Ganó los dos primeros premios en los Juegos Florales del IV centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México (1952) y obtuvo el Premio Nacional de Poesía José Santos Chocano (1956).
Murió cerca del aeropuerto de Madrid (España), el 27 de noviembre de 1987, al estrellarse contra una colina el Boeing 747 del vuelo 11 de Avianca en el que viajaba rumbo a Bogotá junto a otros intelectuales para participar en un congreso que pretendía hacer balance de la cultura hispanoamericana.
Antes de morir, en 1983 publicó su última novela, “La danza inmovilista”, que significaba una ruptura radical con el ciclo de “La guerra silenciosa”.