EL ÚNICO PECADO
El único pecado fue amarte
y sin reservas todo entregarte.
El único pecado fue permitirte cambiarme
hasta de mi misma olvidarme.
El único pecado fue creerte,
creer que como yo a ti,
sin reservas pudieras amarme.
¿Y qué tengo?
¿Qué me dejaste?
Amargura,
desolación,
tristeza
y un mar de lágrimas
en el que poder ahogarme.
Y tus fotos para contemplarte
y no olvidar nunca
que tu fuiste el cazador
que hirió de muerte al ruiseñor
que anidaba en mi
y luego lo abandonaste,
dejándolo a su suerte
sin tener a quien recurrir
ni a donde ir.
El único pecado,
el único pecado que cometí,
fue amarte mucho,
más que a nadie,
hasta mi propio fin.
CARMEN
(3 de agosto del 2014)
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