lunes, 19 de octubre de 2015

EL CAMINO HACIA LA RESILIENCIA, por Drisana


EL CAMINO HACIA LA RESILIENCIA
Por
Drisana

Hoy me gustaría hablaros de la Resiliencia.

Para aquellos que no hayáis oído hablar de la resiliencia, os diré que según la definición de la R.A.I., es la capacidad que tiene una persona o un grupo de personas para recuperarse frente a las adversidades y para seguir proyectando el futuro.

En ocasiones, sobre todo cuando se enfrentan grandes catástrofes o perdidas importantes, tanto afectivas como materiales que nos causan grandes traumas, es esta capacidad de recuperación la que nos hace desarrollar los recursos que se encontraban latentes  en nosotros y que desconocíamos hasta ese momento para superar dichos sucesos y seguir adelante.

Por norma general, las personas logramos adaptarnos en mayor o menor grado a las  adversidades y a las situaciones que cambian drásticamente nuestras vidas aumentando nuestros estados de tensión. Pero para lograr esta aceptación y adaptación es importante que estemos motivados y encaminados para una buena resiliencia.

¿Cómo se consigue esto de la resiliencia? Bueno, pues adquirirla puede ser un proceso que requiere tiempo y esfuerzo.

El camino hacia la resiliencia debería comenzar en la infancia. Afianzando la capacidad de autoestima de los niños, se consigue que esa buena autoestima se convierta en una buena resiliencia en los adultos.

Cuando uno esta seguro de si mismo y de sus capacidades, enfrentar las adversidades resulta mucho más fácil que si se duda o se siente incapaz de superarlas.

Es por esto que debemos educar a nuestros hijos desde edades tempranas para que aprendan a superar las diversas situaciones que se les crucen en sus caminos sin que estas les causen traumas y consigan superarlas sin que les causen daños profundos que arrastren hasta su edad adulta.

¿Cómo conseguimos esto? 

Sencillamente, no sobreprotegiéndoles. Ayudándoles y motivándoles positivamente para que desarrollen una forma constructiva de enfrentarse a sus vidas.

Dado que la felicidad de nuestros hijos no es algo que será provocado por la casualidad o la suerte, los padres deberíamos ser conscientes de que una de nuestras mayores responsabilidades es la de dotar a nuestros pequeños con una serie de recursos positivos que ayuden a formar sus personalidades con un alto nivel de resiliencia frente a los problemas. Para ello resulta vital proporcionarles comprensión, optimismo, buen humor, afecto y ayudarles a que se acepten a si mismos tal como son, lo que les dará la capacidad necesaria de confianza en ellos mismos para sobrellevar con éxito los avatares de sus vidas.

Por el contrario, si lo que les damos a nuestros hijos es lo contrario… Maltrato, incomprensión, destrato, humillación… Esos niños serán menos propensos a enfrentarse a los conflictos de una manera sana y efectiva.

Ser resiliente, no significa que la persona no sienta ni padezca o no padezca cuando se enfrenta a dificultades o angustias. La tristeza y el dolor emocional es algo común a todas las personas cuando nos enfrentados a grandes adversidades o perdidas en nuestras vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia probablemente está lleno de obstáculos que afectan nuestro estado emocional. 
La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene. Incluye conductas, pensamientos y acciones que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona, aunque este aprendizaje no sea un camino fácil e implique un considerable estrés o malestar emocional.

¿Cuáles son las características de las personas resilientes?

Las personas resilientes presentan tres características fundamentales: 

  • - Aceptan la realidad tal y como es.
  • - Creen que la vida sí merece la pena
  • - Poseen una gran capacidad de superación.

Así mismo poseen la habilidad de saber donde esta la raíz del problema, identificando las causas de los mismos y evitando así que se vuelvan a repetir en el futuro. Son capaces de controlar sus emociones ante situaciones de crisis, lo que les ayuda a mantener un control equilibrado de sus nervios para enfrentar las adversidades de manera eficaz. Ante la presión, saben controlar sus impulsos. Son optimistas aunque sin dejar de lado la realidad, piensan que todo puede y debe salir bien para lograr mejorar sin dejarse influenciar por vanas ilusiones. Confian en si mismos y en sus capacidades de superación. Empatizan con los demás mostrando una buena capacidad para conectar con las emociones ajenas. Su nivel de superación les lleva a buscar nuevas oportunidades y relaciones que les aporten un mayor éxito y satisfacción en sus vidas.

Por todo lo expuesto, podemos concluir que los beneficios de la resiliencia son muchos, que es algo positivo y conviene poner en practica desde edades tempranas, pero que nunca es tarde para aprender a poner en práctica con el fin de mejorar nuestras vidas y con ello, las vidas de aquellos que nos rodean o de los seres que amamos.


Drisana
(19 de octubre del 2015)

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