Nació de un sueño jamás soñado.
De los amores muertos,
de los amantes que nunca se amaron.
Nació, mariposa de alas dormidas,
con los ojos vendados
por mil mentiras añejas
de polvo y sangre vencida.
Fue dulce su venida.
La llegada de la vida a la vida,
arrastrando la muerte pretendida,
ganando luz a las sombras,
sembrando a su paso
sólo paz y armonía.
Nació, música de violín
que lloraba confundida,
notas amargas de desdicha.
Nació de nuevo al amor y a la vida,
con el asombro dibujado en sus manos,
los ojos de no querer ver
la mirada perdida
y mariposas que revoloteaban
en su estomago aún helado
cuando él le decía "eres mía".
Nació, real de fuerza infinita,
sueño tanto tiempo esperado,
amado, deseado,
que en un suspiro manifestó
profunda la dicha.
Nació y es presente
real y vivo
el amor que manifiesta,
la dicha de saberse amada
más allá de la distancia
y el tiempo que les aleja,
más allá de lo irreal
queda un sueño limpio
que será realidad absoluta
rompiendo todas las ataduras
que a la soledad condenaba
su frágil alma etérea.
Carmen
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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