Quisiera besar tus labios
con el mismo roce tenue
con que besa el mar
esas playas tuyas
mientras trae
de la mano
el ocaso.
Quisiera ser noche
para poder yacer a tu lado,
sintiendo en mi piel
el tacto de tu piel
y en las caricias
de mis manos
tu latido enamorado.
Quisiera beber de tu boca
en un beso eternamente largo,
ese hálito de vida
que infunde en mí la fe
de saberme amada
más allá de este mundo,
más allá de lo humano.
Quisiera,
¡cómo quisiera!
tenerte y entregarme,
porque si he de morir un día,
sabría así,
que el amor que siento
fue mi salvación en esta vida.
Carmen
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