Callo
y en el silencio
eres tú el que
habita mis espacios
aunque no estás,
aunque tu presencia
en mi esté tan ausente.
Estás y no estás,
eres como una sombra
mecida por el viento.
Tan sutil e impreciso
como los días aquellos
que mi alma añora,
como los momentos
llenos de mágicos recuerdos
que mis ojos vierten
hoy a borbotones
en este llanto que no cesa,
en esta angustia interminable
que va borrando mis ganas.
Y no puedo acercarme a ti
por no volver a alejarte.
Por no espantar
de nuevo los sueños
que pudieran despertar,
como Lázaro,
el amor que estaba muerto.
Y callo,
por eso callo,
muda como
el océano de silencio
que habita entre ambos
y en un suspiro ahogado
te dedico todos mis versos,
Los pedazos que
quedaron de mi alma
se los lleva hoy
el gélido viento.
Y mi corazón,
ahora vacío,
sin esperanzas de
amar o ser amado,
sólo piensa en poner fin
a tanto sufrimiento.
Carmen
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