Allá donde me busques,
me hallarás.
Allá donde mires,
me veras.
Estoy en cada rayo de luna
y cada guiño de sol.
En el viento que eriza tu pelo
y en la calma serena
que aquieta las olas del mar.
Estoy en la más pequeña flor
que nace en tu jardín
y estoy en el canto,
sutilmente alegre de los pájaros
que te cuentan,
aunque tu no lo sepas,
lo mucho que yo hubiera dado por ti.
Allá estaré,
siempre mi alma
prendida de ti.
Callada,
en silencio,
invisible...
Como casi siempre
que estaba junto a ti.
Allí estaré...
En un rayito de luna,
en el guiño del sol al amanecer,
en el viento audaz,
en el arrullo de las olas,
en la flor,
en el canto de las aves
que te recordarán que siempre,
no importa que no me veas,
no importa dónde estés...
que siempre,
siempre estaré junto a ti.
Carmen
(6 de julio del 2022)
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Precioso poema, Carmen. Sin duda que la gran dicha del ser humano es que tiene la capacidad de percibir una realidad mucho más grande de la que nos muestran nuestros sentidos. Nuestros recuerdos y anhelos son los que nos hacen únicos. Un abrazo!
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