Hoy lo se:
Tú, tuviste esa capacidad infinita, esa habilidad impresionante de cortarme las alas, de enmudecer mi voz y mi palabra, de terminar para siempre con mi capacidad de amar.
Soy quizás, el mismo rostro, el mismo cuerpo... y sin embargo, ya sólo soy una expresión fantasmagórica del alma que alguna vez me habito. Apenas una sombra que se difumina en el espacio y en el tiempo, borrándose en recuerdos de un ayer que ya murió.
Ya me convencí de que reconocer esto, no nos conduce a nada, que nada borrará el pasado, que todo seguirá siempre igual. Girando y girando como una rueda sin fin. Siempre nos sucede lo mismo, una y otra vez volvemos a lo que fue y ya no es... a lo que pudo ser. Y nos alejamos, volvemos, tropezamos, nos levantamos... tan sólo para volver a caer.
Para ti nada cambió, nada cambia, sigues siendo el mismo que llegó e impuso su fe... Pero yo no soy ya la misma, soy otra más fría quizás... Más cruel.
Forjada a base de rechazo y dolor, de penas que me desbordaron el alma, de desilusiones que me abrieron los ojos, de llanto que borró mis ganas de vivir... Ya no reconozco el amor porque se que el amor no se hizo para mi.
Ya sólo soy como esa muñeca triste que ves ahí... Me muevo tan solo al antojo de la gente... Sin voluntad, sin esperanza y sin fe.
Carmen
(27 de marzo del 2014)
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