Esta mañana me tocó revisión con mi cardiologo. La rutina de esas visitas es ya tan conocida por mi que me suelo tomar esas citas con mucha filosofía, ya sabemos que en cuestión de médicos, da igual que sean privados o públicos, que sean desconocidos o como de la propia familia, sabemos a la hora que tenemos que estar en la consulta pero no a la hora que nos atenderán y como ya suponía, hoy no iba a ser distinto, así que, me arme de paciencia, me senté en la sala de espera, abrí mi libro y me dispuse a esperar que la enfermera dijera mi nombre o como suele suceder, el mismo Abraham, mi cardiologo y amigo, saliera a buscarme.
Rato después llegó a la consulta una señora mayor que se sentó a mi lado. Era una ancianita de pelo muy blanco, pulcra, elegante que me saludo con una vocecilla afable. Respondí educadamente a sus buenos días y me sumergí nuevamente en mi lectura dejando que el silencio reinara nuevamente en la sala. De repente, sentí los ojos de aquella mujer mirándome fijamente. Levanté la vista para enfrentar aquella mirada y entonces la mujer suspiró profundamente y me dijo algo que me dejó pensativa: "Los caminos de Dios son inescrutables. Deja de preocuparte, todo irá bien, no pierdas la esperanza. Los milagros existen, te lo digo yo que soy en si misma un milagro. No lo olvides."
Me dejó muda. Gracias al cielo en aquel momento la enfermera me dió paso a la consulta, así que, recogí mis cosas, me despedí de la anciana y entré sin mirar atrás. Cuando un rato después salí, la mujer ya no estaba allí y entonces me permití pensar en lo que me había dicho. Ciertamente me encontraba muy preocupada por la suerte de mi hermano y su recaída con el cáncer de lengua que padece. Le han hecho un montón de pruebas de las cuales esperábamos los resultados, aunque estos se dilataban.
Quise creer en aquel momento, tener fe, tener esperanza pese a que los médicos no eran demasiado positivos en su diagnóstico y de repente sonó mi teléfono y la voz de mi cuñada me alegró la mañana. La oncóloga la había llamado para decirle que según la última PET que le han hecho a mi hermano, no había metástasis y el cáncer seguía localizado en la lengua. Ahora toca esperar al próximo lunes para saber que resolución toman los médicos sobre el tratamiento a realizar, pero el miedo mas grande ya no está. Si venció la enfermedad una vez, esta vez también lo hará, entre todos obraremos el milagro.
Los caminos de Dios son inescrutables... Que gran verdad. Y sí, no debemos perder la esperanza porque como me dijo la anciana, los milagros existen...
Gracias, Padre. Gracias por poner siempre un ángel en mi camino cuando este se torna oscuro.
Carmen
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