Aún sin conocerse, ella bebía de sus labios el aliento que la mantenía en pie. Podía sentir el roce terso y húmedo en su boca de aquella piel y su deseo se disparaba en dulces ensoñaciones que la hacían sentir viva, sentir bien.
Desear sentirse deseada, amada, querida... Saber que quizás, bajo otro cielo y otras circunstancias, aquello podría ser.
Sueños... sólo sueños que se evaporaron, que no pudieron ser. Sueños que ya no volverá a tener.
Carmen
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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