sábado, 11 de febrero de 2023

DESTINO FINAL


 
La diligencia traqueteaba por aquellos caminos dejados de la mano de Dios. El paisaje, se perdía en una bruma cada vez más espesa, donde los rayos del sol no alcanzaban a penetrar. Me dirigía a un destino incierto del que no sabía muy bien como conseguiría salir; la tristeza y las jugadas de la vida me habían empujado a aceptar aquel trabajo de maestra en aquel recóndito pueblecito perdido entre las ondulantes montañas escocesas.

Aquel invierno había sido especialmente frio en mi tierra natal, allá en la verde Irlanda y se había llevado a mucha gente con él. Mi padre había muerto cuando yo era apenas un bebé en un naufragio y mi madre, hacía apenas un mes que me había dejado... Con lo poco que me quedaba de la asignación de un tío abuelo, poco podía hacer y entonces me llegó aquella carta de un conocido de mis padres ofreciéndome el trabajo en aquella pequeña escuela.

Al principio me resistí a aceptarlo, pero cuando vi fallidos mis intentos por conseguir algo en mi tierra, no me quedo más remedio que aceptar el puesto... Y allí estaba, metida en aquella diligencia, helada de frío y con mis pocas pertenencias en una vieja maleta. En la última parada en una de las escasas posadas que bordeaban el camino, el cochero me había anunciado que llegaríamos a Northfolw alrededor de las cinco de la tarde y ya debían ser como las cuatro y media. Fuera, el panorama que alcanzaban a ver mis ojos era desolador. El frío de las últimas heladas había quemado las hierbas altas que bordeaban el camino. Allí, no había llegado aún vestigio alguno de la próxima primavera.

Me removí inquieta en mi asiento. Estaba cansada del largo viaje, había salido dos días antes del puerto de Dublín en un barco que parecía a punto de zozobrar al menor soplo de viento, camino de Liverpool. Allí, había descansado algunas horas en una maloliente posada cercana a la casa de postas desde donde partiría la diligencia que me llevaría a mi destino... Y ahora estaba tan cerca de encontrarme con él... ¿cómo sería mi nueva vida? ¿cómo sería aquellas personas?... Cada vuelta de rueda me acercaba un poco más a la resolución final de mis incógnitas.

Frente a mi una señora ya entrada en años me sonrió bajo el ala de su sombrerito negro y yo correspondí a su sonrisa con otra un tanto nerviosa... De repente, la diligencia paró en un cruce de caminos y con la brusquedad de la parada, casi aterrizo encima de la buena mujer. El acompañante del cochero se apeó de un salto y me abrió la puerta, mientras el cochero desataba mi maleta que se encontraba sobre el techo del carruaje.

- Señorita...-me dijo mientras me tendía la mano para ayudarme a bajar-, fin de su trayecto.

Cuando baje del vehículo, quedé asombrada y un tanto desconcertada.... Allí no había nada, solo un extenso páramo... ¿Donde estaba el pueblo, donde estaba la persona que supuestamente debería enseñarme la escuela y la que seria mi casa?. Ante mi cara de asombro, el buen cochero se apresuro a informarme que pueblo de Northfolw se encontraba como a un kilómetro y medio por el camino de la izquierda, tras cruzar el bosque que se veía un poco más allá de un estrecho sendero.

Le di las gracias un tanto contrariada por mi suerte, el hombre me miró con tristeza y me advirtió que me apresurara a llegar a mi destino antes de que se hiciera irremediablemente de noche y sin más partió veloz hacia otros destinos que nunca llegaría a conocer yo.

Suspire y mire hacia aquel bosque que me pareció aterrador...Con un escalofrío y recordando las palabras del cochero, tomé mi maleta y comencé a caminar... Cuando llegue a la linde del bosque hubo algo que llamó poderosamente mi atención...El silencio era sepulcral, ni un ruido en la maleza, ni el graznido lastimero de un pájaro, ni el mas leve susurro del viento en las hojas de aquellos vetustos árboles. Apresure mi paso y me adentre en el bosque. La poca luz existente pareció amortiguarse más aún y la neblina que subía desde el suelo rodeaba mi triste figura hasta las rodillas.

Temblaba de miedo y mi corazón se desbocaba en mi pecho. Una y otra vez giraba mi cabeza en todas direcciones. Podía sentir en mi persona miles de ojos penetrantes que acechaban. Un búho ululó en la lejanía y un pájaro....o lo que pensé que sería un pájaro, sobrevoló sobre mi cabeza.

De repente, algo paralizó mis sentidos... Claramente llegó a mis oídos el aullido de un lobo... Por unos instantes no supe que hacer...La oscuridad había ganado terreno al día y a penas si podía ver por donde caminaba... De nuevo aquel aullido lastimero que heló mi sangre. Las lágrimas brotaron nerviosas en mis ojos y el corazón, pugnaba por salírseme del pecho....El lobo volvió a aullar y esta vez lo sentía más cerca.... mucho más cerca.

Deje mi maleta en el suelo y eche a correr sin mirar hacia donde se dirigían mis pasos. No se cuanto tiempo estuve corriendo, unas veces, fuera del sendero y otras reencontrándole con él. No sabía si el ruido de ramas rotas procedía de mi alocada carrera o si era provocado por la persecución a la que me sometía el Lobo. La oscuridad se había cerrado sobre mi persona y en mi locura las ramas más bajas azotaban mi rostro.

No se cuanto tiempo estuve así, corriendo, perdida... cuando ya no pude mas, me rendí a mi suerte y me deje caer al suelo. Estaba en lo que parecía un claro del bosque donde unos tímidos rayos de luna ponían un amarillento resplandor en medio de aquella oscuridad.

Unos ojos rojos aparecieron a mi derecha y cansada ya de todo decidí dejarme arrastrar por mi suerte. Pude ver el plateado lomo del enorme Lobo, bañado por la luz tenue de la luna cuando se adentró en el claro....Me observaba, me miraba fijamente y pude notar.... que ironía... pude sentir que se reía de mí y de mi aciaga suerte. Sabia que me tenía segura y rendida a su deseo y solo disfrutaba del momento en el que asestaría su dentellada en mi carne de virgen inmaculada.

Con un último aullido salto hacia mí.... Yo cerré mis ojos en espera del encuentro fatídico.... De repente... un fuerte ruido, un golpe y... un nuevo aullido lastimero.... Abrí mis ojos y el asombro me hizo reír como una demente.

Una figura alta y vestida de negro peleaba en el centro del claro con el lobo. Blandía en su mano una enorme hacha.... La imagen de la pelea era hermosa aunque tenía algo de sobrenatural y dantesco.

Repentinamente el lobo, salió aullando lastimeramente del claro, aceptando así su derrota y aquella figura... que bajo los rayos cada vez mas fuertes de luna, me pareció hermosa...se me quedo mirando y me tendió una mano. Como pude, conteniendo mi miedo y mi nerviosismo, me dirigí hace él... Según me iba acercando a aquel extraño...me parecía que me era conocido; una extraña sensación de "ya lo has vivido" me asaltó el alma y una súbita alegría brotó de mi corazón cuando me refugie en sus brazos y cuando con agradecimiento.... le ofrecí mi blanco he inmaculado cuello, sellando con su mortífero beso, nuestro pacto de amor eterno.

¡Aquel era mi destino!, ¡ Aquel era el destino que había soñado tanto tiempo!



Carmen


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo






1 comentario:

  1. Precioso relato.! siempre exquisita en los detalles, con esa virtud de atrapar al leerte. Eres admirable escribiendo en ese género literario. Gracias a tu bonita inspiración...

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