EN SILENCIO
Una alambrada de espinas silenciando mi boca,
acallando la voz que muere en mi garganta
a borbotones de sangre que cuaja en lágrimas
llantos que devastan mi alma.
Que han acallado mis sentires y la pena me mata,
en una agonía lenta que deshoja
margaritas marchitas sobre la fría losa que cubre
mi corazón que herido de muerte se desangra.
¿Quién soy sin mi voz y mi palabra?
Sin mi voz y mi palabra, no soy nada.
Ni ave en vuelo ni nube soñadora
ni día que amanece ni rosa que florece,
no soy ya nada.
Quizás... Tan sólo...
Quizás sea muerte caminando,
pasando a paso lento y quedo
por una vida que ya no me dice nada.
Quizás sea tan solo luz,
luz de un candil agónico que se apaga
y en silencio y sola muero cada día,
me voy desdibujando por momentos
hasta volverme vacío y nada.
Carmen
(7 de septiembre del 2014)
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