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Soy madera que arde
en el fuego de tus brazos,
moldeable arcilla en
este laberinto de pasión
que nos trae y nos lleva,
sin más rumbo que el ser
sudor de amantes
desbocándose al amor.
Eres el faro hacia el cual
mi barco navega;
el sordo estallar
de mi cuerpo contra el tuyo,
embestida de abrazos
que se prestan impasibles,
henchidos de gozo,
a las olas del amor.
Somos fuerzas opuestas
que se atraen y se repelen,
se aman y se odian.
Sabiéndose cercana ausencia,
adorándose en la esencia.
La mística presencia
que nos presta sus alas
y se alza el deseo
en su propio vuelo,
llevándonos del éxtasis
al dolor más fiero,
del valor al miedo,
del goce a la desesperación
que provoca la certeza
de saber que a la fuerza
volverá a separarnos la luz del sol,
en la que tú te harás lejano
y me vaya en mi noche,
triste sombra, diluyendo yo.
Carmen
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo