Defiéndeme de las fuerzas contrarias,
en el sueño nocturno cuando no soy consciente,
cuando mi sendero se hace incierto.
Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.
Devuélveme a las zonas más altas,
a uno de los reinos de calma.
Es tiempo de escapar de estos ciclos de vidas.
Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.
¿Por qué los gozos del más profundo afecto
o del anhelo más sutil de pulso
sólo son la sombra de la luz?
Recuérdame lo infeliz que me siento
lejos de todas tus leyes.
¿Cómo no malgastar el tiempo que me queda?
Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.
¿Por qué la paz de ciertos monasterios
o la armonía vibrante de todos mis sentidos
sólo son la sombra de la luz?
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¿Es posible que exista un lenguaje más apropiado que aquel que emerge de la unión de la poesía y la música para elevar un rezo al Universo?
En esta hermosa canción Battiato se pregunta por su ángel y le ruega: "Non mi abbandonare mai" (No me abandones más).
¿Quién no se ha sentido en alguna ocasión sumido en esa honda soledad abandonada en la que tan solo puede apreciar "la sombra de la Luz"?
¿Quién no se ha sentido en alguna ocasión sumido en esa honda soledad abandonada en la que tan solo puede apreciar "la sombra de la Luz"?
"Defiéndeme de las fuerzas contrarias,
en el sueño nocturno cuando no soy consciente,
cuando mi sendero se hace incierto.
Y no me dejes nunca más,
no me dejes nunca más.
Devuélveme a las zonas más altas,
a uno de los reinos de calma.
Es tiempo de escapar de estos ciclos de vidas."
Así mismo, yo también quiero elevar desde estas letras mi rezo a mi ángel y al mismo Universo.
Carmen
(3 de abril del 2022)
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