MI RELIGIÓN ES TODAS LAS RELIGIONES
(Una de mis reflexiones)
Ultimamente, con la enfermedad de mi padre y mi estancia en el hospital acompañándole, he tenido muy poco tiempo para compartir con vosotr@s, mis amad@s herman@s del alma.
El tiempo de espera en los hospitales da para mucho si se desea, pero sobre todo da para pensar o meditar en muy diversos temas.
¿Alguna vez os habéis parado a considerar de que trata en realidad cada una de las distintas religiones, dogmas, creencias religiosas, credos o como queráis denominarlas? ¿Existen tantos dioses como religiones o en realidad, todos son el mismo?
Cuando aprendemos a reconocernos como parte del Dios Creador, del Padre-Madre-Dios, somos capaces de reconocer al UNO en nuestras propias creencias así como en las creencias de los demás.
Hubo un místico sufí llamado Muhammad ibn Ali ibn al-Arabi, más conocido como Ibn Arabi, nacido en Murcia en el 1165 que nos dejo como legado el texto que a continuación os transcribo y que espero os sirva de ilustración a lo que trato de deciros:
“Dios es absoluto o restringido, como a Él le plazca; y el Dios de una creencia religiosa está sujeto a limitaciones porque es el Dios contenido en el corazón de su siervo. Pero el Dios absoluto no está contenido en ninguna parte.
El creyente ruega al Dios que está contenido en su forma de creencia y con el cual él ha conectado. Se ruega a sí mismo, ya que su Dios lo ha creado él mismo, y rogar a la obra es rogar a su creador: su excelencia o imperfección pertenecen a quien las ha hecho. Por eso condena las creencias de los demás, y no debería hacerlo si fuera justo. Más allá de la duda, el que adora a este Dios particular demuestra ignorancia cuando critica a los demás sobre sus creencias. Si hubiera entendido el dicho de Junaid, «El color del agua parece del color del vaso que la contiene», no interferiría con las creencias de los demás sino que percibiría a Dios en cada forma y en cada creencia”.
El Ser Humano siempre se ha dejado llevar o dominar por otros seres que siendo iguales a ellos mismos, supieron dirigirles según su antojo, criterio o conveniencia para lograr sus propósitos y para ello les hicieron creer que existían distintos tipos de religiones, todas distintas, pero en el fondo todas iguales. Ramas de un mismo tronco, de un mismo árbol. Pero el verdadero mal fue hacerles creer que cada una de esas religiones era la única y verdadera, creándonos así la ilusión de que la salvación pasaba por los dioses particulares de cada una de dichas religiones e induciéndonos a creer en ídolos se empujó a los humanos a caer en fanatismos religiosos por los cuales somos capaces de morir o lo que es aún peor, somos capaces de matar a los que son nuestros hermanos.
Si partimos de la premisa que defienden todas las religiones sobre la creencia de que “Dios es puro Amor”… Si somos capaces de aceptar que nuestras mentes humanas no son capaces de abarcar o captar la verdadera Esencia de Dios, pues solo podemos aproximarnos a Él conociendo o mejor dicho, re-conociendo lo que “no” es… Creo que no deberíamos hacer de nuestras creencias, interpretaciones religiosas o incluso imaginaciones sobre aquello que consideramos la verdad, algo que nos separe del resto de seres humanos, sino que más bien, deberíamos aprender a ver a Dios-Padre en cada cosa creada y en cada creencia.
Es por ello que digo que mi religión es todas las religiones.
Ahora quisiera compartiros un poema del mismo místico sufí, Ibn Arabi en el que podríamos decir que establece las claves para un dialogo entre las distintas religiones y el trasfondo que se oculta tras cada una de estas:
“Hubo un tiempo,
en el que rechazaba a mi prójimo
si su fe no era la mía.
Ahora mi corazón es capaz
de adoptar todas las formas:
es un prado para las gacelas
y un claustro para los monjes cristianos,
templo para los ídolos
y la Kaaba para los peregrinos,
es recipiente para las tablas de la Torá
y los versos del Corán.
Porque mi religión es el Amor.
Da igual a dónde vaya la caravana del amor,
su camino es la senda de mi fe.”
Ibn Arabi
“Porque mi religión es el Amor”, nos decía Ibn Arabi… Os invito a meditar sobre esta premisa… Somos Amor, provenimos del AMOR… ¿Por qué hacer distinciones o ponerle distintos nombres?
Drisana
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