martes, 8 de mayo de 2012

ESCALERA AL CIELO


ESCALERA AL CIELO


Hace ya casi una eternidad... Bueno vale, quizás no haga tanto tiempo.

Hace años, cuando yo era una adolescente, vivía en mi mismo edificio un niño gracioso y vivaracho de grandes ojos negros  al cual le tenía un gran cariño. Alejandro tenía unos cuatro años y era de esos niños a los que no puedes dar la espalda ni un segundo sin que hagan una trastada; pero después, te miraba con aquellos ojos suyos enormes y dulces, te hacía un pucherito y te desarmaba por completo.

El día que su abuelo paterno murió, recuerdo que sus padres le pidieron a los míos si podíamos quedarnos con Alejandro mientras ellos se ausentaban hasta otra ciudad por lo del entierro y así fue como me encontré de repente con un hermanillo de pega, agregado al hermano que ya tenía de sangre.

Recuerdo al Alejandro de aquellos dos días muy distinto a como él era. No dio ni una molestia ni un ruido tan siquiera. Lo que era muy extraño en él dado su carácter.

La tarde en que regresaban sus padres, me senté a su lado y le pregunte si se encontraba mal y con una vocecilla infantil apenas audible me contesto que no, que sólo estaba triste, nada más.

Lo recuerdo como si fuera hoy. Caía la tarde y el sol que entraba por la ventana como la última caricia del día, daba de lleno en las figuritas de cristal tallado que coleccionaba mi madre y esparcía por la estancia arcoíris multicolores que hacían de aquellos momentos algo mágico. Yo pensaba que podía estar con mis amigos en vez de hacer de niñera cuando de repente Alejandro se volvió hacia mí y me pregunto de golpe, como disparándome a bocajarro:

-  Los muertos, cuando mueren, dónde van?

- Van al cielo si fueron buenos o al infierno si fueron malos o eso dicen Alejandro... Pero a mí eso del infierno no me convence para nada.

- Y mi abuelo... Dónde fue mi abuelo?

- Pues no sé... No conocía a tu abuelo... Cómo era?

- No sé, supongo que bueno. Cuando iba a verle, siempre me compraba caramelos de colores.... Y ahora... Ahora ya no volveré a verle. Oye, tu sabes que hay que hacer para poder visitar al abuelo?

- Pues no sé, Alex. Quizás morirse, pero a ti te falta aún mucho para eso.

- Y si construyo una escalera que llegue hasta el cielo?

- Eso es imposible!

Alejandro quedó callado unos minutos y de repente me dijo algo que hasta hoy que mi madre me llamo por teléfono y me dijo que había muerto en un accidente, no había vuelto a recordar. Me dijo con una voz apenas audible:

- Pues entonces... compraré un billete de avión y llegaré antes a verle allá en el cielo donde esté.

Y al recordarlo mientras mi madre me contaba los detalles del accidente y de como se había enterado, detalles que mi oído escuchaba salir del teléfono sin prestarles atención, mis ojos se han llenado de lágrimas al pensar que por fin Alejandro había encontrado una agencia de viajes donde le habían vendido un billete de avión sin vuelta para ir a visitar a su abuelo a la edad de 37 años... No tuvo que esperar mucho para hacerlo, la verdad.

Y me he sentido mal... Muy mal... Y he recordado una canción de Led Zeppelin, "Stairway to heaven" (Escalera al cielo) y quisiera dedicársela a Alejandro desde aquí y le deseo desde mi corazón, que su abuelo esté esperándole en la terminal del aeropuerto de llegada cuando aterrice, con los bolsillos llenos de caramelos de colores para él.

CARMEN

(8 de mayo del 2012)

3 comentarios:

  1. Que hermoso..!! que emotivo relato y que preciosa reflexión de vida.. bendita seas.. por siempre..

    ResponderEliminar
  2. Pase por casualidad, y me parece muy lindo
    blog, se fime en tus pensamientos,
    y veras que de a poquito crecera tu blog..
    Te invito a que visites los mios..
    http://claribel-serenidad-claribel.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  3. Muy bello la verdad..da que pensar lo corta que es la vida y que hay que aprovechar cada momento.Muchas gracias por compartirlo¡

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...