Necesitaba de ti, de tus palabras.
Necesitaba saber que estabas ahí,
al otro lado de esta pantalla.
Me conformé con tan poco,
me bastaba leer tu nombre para ser feliz
y mi corazón se desbocaba, loco,
si por casualidad me hablabas.
Necesitaba de ti, de tu presencia.
Necesitaba tener la certeza
de que me sentías cercana,
como yo te sentía a ti.
Y pasaron los minutos,
las horas que fueron
pariendo días eternos
y tu no te acordabas de mi existir.
Necesitaba de ti,
pero tu olvidaste el camino
que te llevaba hasta mi.
Y yo fuí tomando conciencia
de la mentira que fuiste,
de lo malévolo de tu sentir.
Y fue precisamente
ese verte y no leerte,
ese silencio tuyo
aunque estuvieras ahí,
el que abrió al fin mis ojos
y cerró mi corazón
para no volverse a abrir.
Y aunque ahora pierdas tu tiempo
con otras amistades,
llegará el momento nuevamente
que el vacío llene tu alma
y sin poder remediarlo,
pienses en mi.
Y ya no quedarán palabras
que decirnos,
porque el tiempo,
que pasa inexorable,
se habrá llevado muy lejos
tu recuerdo de mi existir.
Carmen
(30 de diciembre del 2020)
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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo
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