Le contará que esta vez no va a ceder, que no volverá a rendirse a sus falsas promesas; que prefiere el silencio a una historia que se repite una y otra vez.
Esta noche, ella derramará en letras sus sentimientos como si fueran borbotones de su propia sangre. La tristeza infinita de alguien que un día le amó tanto, que en su desvarío, se olvidó de ser.
Esta noche, ella escribirá la carta que él nunca llegará a leer. Es mejor así, una despedida sin lágrimas, sin dramas. Un adiós como punto y final de la historia que jamás debió suceder.
Carmen
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| Imagen de Engin Akyurt en Pixabay |
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| Imagen de Heidi B. en Pixabay |
Cuando ya no esté
y mis ojos hayan cerrado;
cuando mis manos crucen,
como una oración callada
sobre mi pecho helado,
que ya no cobijará suspiros.
Cuando mi boca sellen
los silencios más largos
y mis labios resecos muestren
las huellas de tu olvido,
la pena profunda y dolorosa
en un rictus callado.
Darme la dulce caricia
de la llama en la hoguera
y dejar volar después
al viento mis cenizas
para que las esparza
impávidas y ligeras.
Dejarme ser una
entre la tierra y el cielo.
Dejarme ser aire y ave,
campo y flor, lluvia y sol.
Dejarme ser tan solo,
callado pensamiento.
Pero no lloréis mi ausencia,
no veneréis mi recuerdo.
Quiero descansar al fin
en brazos del olvido.
Olvidar por siempre
que un día fui, dolor sentido.
Carmen
Carmen
"Para ganar, primero hay de perder."
Yo que a tu lado todo lo perdí.
Perdí la risa,
perdí la fe,
perdí la esperanza.
Todo lo perdí y no esperaba ya nada.
Soledad,
cansancio,
dolor,
amargo llanto.
La oscuridad más plena,
esa que no se ilumina con nada.
Yo que sin ti moría,
hoy comprendí que eres ya en mí
un pobre fantasma.
Hoy ganó la luz
y con cada rosa que recibo,
día a día,
vuelven a mi
la risa, la fe
y aquella perdida esperanza.
Hoy, cuando ya no esperaba nada,
regresa a mi la alegría,
quizás la dicha
de saberme nuevamente amada.
Carmen
