martes, 10 de julio de 2018

DOS EN LA NOCHE


DOS EN LA NOCHE

No se pueden ver las estrellas desde las estrechas callejuelas de la gran ciudad, pero ahí están; testigos mudos del ir y venir de los humanos que se afanan a esas horas, unos en regresar a sus casas tras su jornada laboral y otros, en seguir sus rutas de juerga de garito en garito, algún teatro, algún cine de tardío, de esos que tienen sesiones de madrugada para los insomnes y en el peor de los casos para los pervertidos solitarios que andan en busca de un poco de intimidad.

Las farolas alumbran mortecinas las calles envolviendo el ambiente en una atmósfera de sutil ambigüedad. Fantasmagóricas siluetas que se alejan o se acercan, tanto da.

En una esquina, una pareja abre la puerta a la lujuria marcando con sus húmedos labios el paso a la lascivia, el morbo bizarro que parece impregnar de inmediato el lugar. La gente pasa, presurosa, sin detenerse a mirar. Quizás por pudor, quizás por vergüenza, lo más seguro que sea la envidia lo que les urge a rebasar lo que nunca lograran.

Las manos de los amantes vuelan en un revoltijo agitado de ropas. Los gemidos van subiendo de tono. Prisa, un calor que inunda los cuerpos pegados, sudorosos, que piden más y más. No ven no sienten, solo están ellos en aquel lugar.

Un grupo de muchachos, algo bebidos sin duda, hacen corro frente a la pareja. Alguno de ellos suspira, otros babean y los demás, con ojos desorbitados, siguen la escena casi sin respirar.

Dos policías asoman por un callejón y viendo lo tórrido de la escena, se disponen a intervenir.

Se acercan al grupo de muchachos porras en alto dispuestos a descargar.

- Sigan caminando... ¡Dispersense y dejen circular al personal!

- ¿No les da vergüenza el espectáculo que han montado? Sepárense de inmediato y sigan su camino; llévense su calentón a otro lugar. 

Con desgana, la pareja para los besos, calla los gemidos, se miran interrogantes a los ojos, miran a su alrededor y sin poder contenerse riendo como dos locos, echan a correr calle arriba hacia un portal donde un letrero luminoso de un escandaloso color rojo anuncia: "Pensión Nolí, apague su fuego en este lugar".


Carmen

(10 de julio del 2018)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo






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