martes, 24 de enero de 2017

MI OTRA ALA


MI OTRA ALA

Esta vez sí, pensé mientras mi alma se estremecía emocionada.

Después de tantos eones por fin estaba aquí. Podía mirarle a los ojos, escuchar su voz, extasiarme con su sonrisa... Por fin estaba aquí...

Recordé cuando éramos una sola llama, una sola alma. Toda la Paz, toda la Felicidad, todo el Amor infinito e incondicional que nos llenaba. Nuestra dicha era el mismo Universo en formación, la misma Eternidad.

También recuerdo el doloroso instante en que tuvimos que separarnos, en que fuimos divididos. Dos mitades de una sola verdad, una sola alma. Iguales, rutilantes, como dos estrellas gemelas naciendo a la vez y recuerdo mi temor al separarnos, al alejarnos por senderos estelares distintos y distantes, para cumplir nuestro Camino, nuestra misión.

Recuerdo su promesa. Aún resuenan en mi alma sus palabras... "Te encontraré. No se cómo, no se dónde, no se cuándo, pero te encontraré y juntos volveremos al Hogar. Espérame... Te encontraré."

Pasaron tantos eones desde entonces...

Tantas vidas...

Al principio, desde mi nueva realidad, con mi nuevo cuerpo humano recién estrenado, tan frágil, tan sensible, miraba a las estrellas allá en lo alto, en la inmensidad de mis noches y pensaba en él.

Una vida tras otra esperando el instante, soñando con su llegada, buscándole en cada ser que se me cruzaba. Creyendo verle a lo lejos para correr a su  encuentro y no hallarle.

Decepción tras decepción. Cuantos dolores y cuantos sinsabores vividos. Tantas lágrimas derramadas  que hubiera podido inundar un desierto con ellas y convertirlo en un vergel.

Y cuando ya casi le había dado por perdido, cuando ya sólo era un recuerdo lejano encerrado en la cámara secreta de mi corazón donde se refugiaba mi alma, apareció de nuevo ante mi.

No puedo expresar el gozo, la dicha infinita que sintió mi Ser al reconocerle, al reconocerme en él.

Dos espejos reflejándose, pupila frente a pupila, mientras se acariciaban nuestras almas abrazándose con la sin igual dulzura del más infinito Amor.

Y fueron pasando los días. Días de vino y rosas, como aquella vieja canción de Lucho Gatica.

Y algo en él cambio. Algo oscuro enturbió nuestro cielo y se recreó martirizando mi pobre alma que no alcanzaba a comprender el por qué.

Y volvió el dolor más inmenso aún, porque este dolor me lo causaba esa parte de mi que habitaba en él.

Y volvieron las lágrimas, mucho más amargas, porque esa amargura provenía del corazón que yo tanto amaba y que guardaba en su interior mi propio corazón.

Yo, que por él hubiera dejado de existir si así me lo hubiese pedido... Yo, que renuncié a mi vida entera por consentir su capricho... Yo, que había ofrecido mi existencia entera a hacer el bien, a ser mejor, a crecer... Caí en el abismo profundo de la decepción y deje de creer.

El silencio... Su silencio, mucho peor que el peor de sus insultos.

El dolor... El dolor que me causo su desamor, su burla.

La humillación... La humillación al sentir sobre mi ser  su juicio y sentencia sin derecho a defensa alguna.

Y nuevamente tomé mi armadura y acoracé mis sentimientos.

Mi corazón, tantas veces vapuleado por las ofensas de su lengua, endureció como un diamante y mi Ser, cargado de dudas y soportando las llagas de sus injusticias, se negó a seguir creyendo que para mi habría un buen final.

Ya todo me daba igual... No quedaba nada... No pudo ser.

El reencuentro de nuestras almas, no pudo ser. 

Pasarán eones nuevamente y quizás otra vez se vuelvan a cruzar nuestros Caminos, no sé.

Pero ya no espero nada porque en nada creo, porque nada espero, porque yo que creí que había llegado el fin de mi tormento, me equivoqué y no me quedan fuerzas para seguir, para iniciar un nuevo comienzo, otro Camino, otras vidas, otros sueños.

Y me quedaré aquí, en mi abismo, con mi única compañera de sendero, con mi soledad. 

Aunque me falte mi otra ala... Aunque ya jamás pueda volver a volar.


Carmen
(24 de enero del 2017)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo





Días de vino y rosas
Lucho Gatica


miércoles, 11 de enero de 2017

DIME… por Drisana (Una de mis pequeñas reflexiones)


DIME…
por
Drisana

(Una de mis pequeñas reflexiones)


Dime, herman@…

Cuando estas enojado, furioso… Cuando sientes rechazo hacia ti o hacia otros seres… 

Cuando sientes que en tu corazón se instala el rencor o el odio… 

Dime… ¿Vives? ¿Puedes sentirte vivo? ¿Puedes sentir que estas viviendo tu vida? ¿No será que simplemente tu YO se ha escondido dentro, muy dentro de ti y hay otro tu viviendo a traves de ti una vida que no es la tuya?

Cuando te ciegan los celos, la envidia, la rabia, tu YO Divino sufre, pero respetando el don que te fue concedido, el don del libre albedrío, calla. Guarda silencio aunque reconoce la injusticia que cometes no con otros, sino contigo mismo. Porque por mucho daño que puedas infringir a otros seres con tus actos o con tus palabras, en el fondo es tu Ser el que mas sufre.

El enojo, la envidia, la rabia, son pensamientos muy negativos que engendran otros pensamientos más negativos aún, como el odio, el rencor, la venganza… que a su vez provocan que actuemos bajo las ordenes de la oscuridad. El sentido de la realidad se nubla, los sentimientos puros se opacan y todo nuestro mundo se encoge y empequeñece porque se limita a ese estado de negatividad en que se reconcentra y pliega nuestra alma. Como una ostra, nuestro YO, retrocede a esa parte oscura de nuestro corazón. A esa cámara sagrada donde nada ni nadie pueda dañarlo y vuelve a tener frio y a sentir el miedo. Y si en esos momentos de enfado os miramos en un espejo, comprobaremos que ese reflejo que nos devuelve, no es el mismo de siempre, sino el de otro ser mucho peor.

Sin darnos cuenta, cuando albergamos negatividad en nuestro interior, somos nosotros mismos los más dañados, pues nos estamos negando el don de la vida y el más precioso don que es el amar y ser amados.

Cuando permitimos que cualquier cosa ajena a nosotros mismos, una palabra, un comentario, un insulto, dichos por alguien a quien quizas ni conozcamos nos alcance y nos hiera, le estamos dando a ese ente el poder de manejarnos a su antojo. Sin embargo, cuando eludimos con una sonrisa aquellas oscuridades que tratan de lanzarnos, la victoria será nuestra, pues una simple sonrisa o un gesto amable bastaran para desarmar e iluminar la más terrible de las oscuridades.

Se que muchos estaréis pensando al leer mis palabras que no es fácil muchas veces eso de no enojarnos o no caer en estados de ira o colera ante aquellas cosas que sentimos injustas… También se que no, no es fácil sonreír ante lo injusto o poner la otra mejilla para que vuelva a golpearnos la realidad. Somos humanos y por tanto, tenemos… ¿Cómo podría expresarlo para que se me entendiera?… Sí, somos humanos y tenemos “derecho a la pataleta”. Hasta Jesús El Cristo se permitió un momento de enojo cuando se enfrento a los mercaderes en el templo.

Todos tenemos derecho a caer, pero también tenemos la obligación de levantarnos. Tenemos la obligación de vivir, de equivocarnos, de ser felices pese a todo.

Por todo esto vuelvo a preguntar:

¿Vives? ¿Te sientes vivo o permites que otro que no es tu YO verdadero, viva por ti?



Drisana

(11 de enero del 2017)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo

viernes, 6 de enero de 2017

EXTRAÑO


EXTRAÑO

Era extraño...
... Extraño.
Extraño extrañar
lo nunca conocido.
Unos ojos cansados
vistos de lejos 
y el roce
de unos labios
que jamás la besaron.
Era extraño...
... Extraño.
Pero en aquella noche,
fria como ninguna,
mientras las lágrimas
se le helaban 
en las húmedas pupilas,
y la sed 
de un agua desconocida,
del roce de unos labios
tal vez imaginados,
tal vez  soñados,
le arrasaba
los desiertos labios
y le abrasaba como un fuego
la garganta,
ella se sintió
repentinamente amada
y eso era extraño...
... Extraño.
Extraño porque ella,
jamás había conocido
un amor así.


Carmen
(6 de enero del 2017)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo

domingo, 1 de enero de 2017

LAS LÁGRIMAS, COMO EL SILENCIO, TAMBIÉN HABLAN

"El lenguaje de las lágrimas"
Fotografía de Pedro Luis Raota

LAS LÁGRIMAS, 
COMO EL SILENCIO,
TAMBIÉN HABLAN

Viste mis lágrimas
brotar de mis ojos
arrasados por la pena
una vez,
dos veces,
tres veces...
Tantas que ya perdí
la cuenta,
tantas que ya me cansé
de contar esas 
mismas lágrimas 
que a puro dolor
mi alma secaban.
Viste mi llanto...
El lloro de la niña
que dentro de mi,
por ti aguardaba.
Tanto dolor...
Tantas penas...
Tanta sin razón...
Tantas...
Tantas lágrimas derramadas
que sin palabras
todo lo decían,
que sin palabras,
todo lo gritaban.
Y sólo el silencio
como respuesta callada.
Tu silencio
que también,
como mis lágrimas,
con tu voz me hablaba
El silencio que
tu cruel orgullo,
errado sentimiento,
sin piedad me regalaba.


Carmen
(1 de enero del 2017)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo

FARO


FARO

Y en medio de la oscuridad... Tú.
Tú iluminando mi camino 
en esta noche de luna sin estrellas,
esta noche sin día,
donde las sombras se alargan
como los dedos fríos de los muertos
que siempre me acompañan
tratando de alcanzar mi alma.
Arañándome el corazón
que ya apenas si duele,
hiriéndome de muerte
con mil heridas que ya no sangran.
Tú... Siempre tú, allá a lo lejos,
baluarte de pasiones
ondeando en la distancia
que como cruel muralla se levanta
entre tu y yo
ahogando el amor
en una riada de lágrimas.
Huracanes de lamentos
que robándome el aliento
en mi pecho estallan,
mientras acallo tu nombre
por no gritarlo al viento
y el grito silenciado
me abre de par en par
la enmudecida garganta.
Tú... Mi faro,
la luz que brilló en mi horizonte
robándome la paz,
llevándose mi calma
para apagarse una y mil veces,
triste y cruel amenaza.
Y volver otra y mil veces
para encontrarme aquí postrada.
Hundida y moribunda,
con un corazón acorazado
y el alma rota y humillada.
Faro... Tu luz... 
Esa luz que en cada vuelta,
tornó más y más debilitada.
Faro... Tu luz...
Tu luz no puede vencer
la profunda noche
que envolviéndome en sus sombras,
hoy me cubre y embarga.
Faro... Tu luz...
Tu luz apenas ya me alcanza.



Carmen
(1 de enero del 2017)


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"Omnia mea mecum porto"
Soy todo lo que tengo

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